Sean Young ha colgado en su página web una colección de polaroids tomadas durante el rodaje de Blade Runner (aquí, el replicante enlace).
martes, mayo 31, 2011
El asombroso mundo del cameo (20)
Michael Bolton ejerce de sí mismo como cinéfilo aficionado también a disfrazarse en el clip del tema Jack Sparrow de The Lonely Island, la banda del SNL Andy Samberg (aquí, ese vídeo y otros muchos, incluyendo clásicos como Cool Guys Don't Look at Explosions).
lunes, mayo 30, 2011
domingo, mayo 29, 2011
sábado, mayo 28, 2011
Fotogramas titulares (64)
A partir de la segunda temporada de Fringe, los capítulos ambientados en el universo paralelo tienen su propia careta, virada a rojo (aquí, la original).
viernes, mayo 27, 2011
A porrazos: de la estulticia política a la ingenuidad indignada
1. El 15M antes del 27M
No es casual que el movimiento cobrara fuerza (y nombre) una semana antes de las elecciones. De modo paralelamente inverso, estaba escrito que iba a comenzar a desinflarse tras ellas. Muchos se estaban preguntando qué hacer; sobre todo, hasta cuándo. ¿No se había sugerido, incluso, el domingo 29 como fecha para una posible desmovilización?
2. La versión oficial
No hay que remontarse demasiado en el tiempo para comprobar cuán fácil resulta trasladar el escenario de una celebración futbolística: tras los incidentes derivados del último Barça-Madrid en las Ramblas, el Ayuntamiento recondujo los festejos por el título de liga a la Plaça Catalunya (apenas cien metros al Oeste). Tal y como se decidió instalar la pantalla gigante para seguir la final en Arc del Triomf, se podría haber realizado un llamamiento para que una hipotética victoria azulgrana mañana fuera celebrada en el Paseo Lluís Companys. Entendemos que el tema deportivo ha sido poco más que una excusa y no nos extenderemos en desmontar la teoría según la cual el encuentro entre la masa balompédica y la acampada indignada podría haber degenerado en disturbios violentos.
3. Los Mossos y las manos alzadas
Cabe reconocerle, al 15M, su responsabilidad a la hora de evitar incidentes durante más de diez días de masiva concentración. Cabe afearle, en cambio, una vez más, su ingenuidad. Es ley de vida que, si te plantas delante de un antidisturbios, recibes porrazo. Seas culpable o inocente, seas hombre o mujer, tengas 17 o 71 años. En este tipo de circunstancias, la policía reprime. Lo ha hecho siempre. Y no atenderá a ruegos ni lágrimas. Las imágenes de la sentada con que se pretendía impedir la salida de los vehículos de limpieza, con los Mossos golpeando a diestro y siniestro, con los acampados fluctuando entre la sorpresa (aún más) indignada y algún arrebato de amor propio, me hacen sentir vergüenza ajena. No por los Mossos, de quienes no espero nada. Sí por quienes los envían y por quienes se sorprenden ante su violencia. Protestemos, pero no seamos pipiolos.
4. El 15M tras el 27M
Se han convocado protestas para esta misma tarde, a partir de las 19:00 horas. La represión, retransmitida por alguna que otra televisión pero sobre todo popularizada a través de YouTube y las redes sociales, servirá al menos para alimentar esas nuevas manifestaciones y, quizá, acampadas. Pero no es descartable que contribuya también a radicalizarlas. Y esto último sería una mala noticia: si un partido de fútbol sirve para justificar lo de esta mañana, ¿qué no se permitirá la clase política a fin de anular cualquier alteración real del orden? El 15M debería actuar como si este 27M no hubiera pasado, pero sabiendo que ha pasado.
5. De Hereu a Trias, de Chacón a Rubalcaba
Superados por un mensaje que sólo les interesó en clave de votos (y del que, por tanto, apenas extrajeron réditos), los políticos siguen a la suya. La calle pedía más democracia y el PSOE, a través del matonismo interno, niega un proceso tan democrático como es el de unas primarias. Mientras tanto, Hereu acepta limpiarle la ciudad al partido que lo ninguneó y a su gran rival, cierra con una mancha notable un trayecto como alcalde no especialmente memorable. La brecha sigue creciendo y queda claro que sólo una mejora de la situación económica (inimaginable a corto-medio plazo) contribuirá a disimularla.
No es casual que el movimiento cobrara fuerza (y nombre) una semana antes de las elecciones. De modo paralelamente inverso, estaba escrito que iba a comenzar a desinflarse tras ellas. Muchos se estaban preguntando qué hacer; sobre todo, hasta cuándo. ¿No se había sugerido, incluso, el domingo 29 como fecha para una posible desmovilización?
2. La versión oficial
No hay que remontarse demasiado en el tiempo para comprobar cuán fácil resulta trasladar el escenario de una celebración futbolística: tras los incidentes derivados del último Barça-Madrid en las Ramblas, el Ayuntamiento recondujo los festejos por el título de liga a la Plaça Catalunya (apenas cien metros al Oeste). Tal y como se decidió instalar la pantalla gigante para seguir la final en Arc del Triomf, se podría haber realizado un llamamiento para que una hipotética victoria azulgrana mañana fuera celebrada en el Paseo Lluís Companys. Entendemos que el tema deportivo ha sido poco más que una excusa y no nos extenderemos en desmontar la teoría según la cual el encuentro entre la masa balompédica y la acampada indignada podría haber degenerado en disturbios violentos.
3. Los Mossos y las manos alzadas
Cabe reconocerle, al 15M, su responsabilidad a la hora de evitar incidentes durante más de diez días de masiva concentración. Cabe afearle, en cambio, una vez más, su ingenuidad. Es ley de vida que, si te plantas delante de un antidisturbios, recibes porrazo. Seas culpable o inocente, seas hombre o mujer, tengas 17 o 71 años. En este tipo de circunstancias, la policía reprime. Lo ha hecho siempre. Y no atenderá a ruegos ni lágrimas. Las imágenes de la sentada con que se pretendía impedir la salida de los vehículos de limpieza, con los Mossos golpeando a diestro y siniestro, con los acampados fluctuando entre la sorpresa (aún más) indignada y algún arrebato de amor propio, me hacen sentir vergüenza ajena. No por los Mossos, de quienes no espero nada. Sí por quienes los envían y por quienes se sorprenden ante su violencia. Protestemos, pero no seamos pipiolos.
4. El 15M tras el 27M
Se han convocado protestas para esta misma tarde, a partir de las 19:00 horas. La represión, retransmitida por alguna que otra televisión pero sobre todo popularizada a través de YouTube y las redes sociales, servirá al menos para alimentar esas nuevas manifestaciones y, quizá, acampadas. Pero no es descartable que contribuya también a radicalizarlas. Y esto último sería una mala noticia: si un partido de fútbol sirve para justificar lo de esta mañana, ¿qué no se permitirá la clase política a fin de anular cualquier alteración real del orden? El 15M debería actuar como si este 27M no hubiera pasado, pero sabiendo que ha pasado.
5. De Hereu a Trias, de Chacón a Rubalcaba
Superados por un mensaje que sólo les interesó en clave de votos (y del que, por tanto, apenas extrajeron réditos), los políticos siguen a la suya. La calle pedía más democracia y el PSOE, a través del matonismo interno, niega un proceso tan democrático como es el de unas primarias. Mientras tanto, Hereu acepta limpiarle la ciudad al partido que lo ninguneó y a su gran rival, cierra con una mancha notable un trayecto como alcalde no especialmente memorable. La brecha sigue creciendo y queda claro que sólo una mejora de la situación económica (inimaginable a corto-medio plazo) contribuirá a disimularla.
Tres balas, dos portadas
El primo de este ladrador crepuscular (aquí, su página web) propone esta nueva portada para una posible edición en bolsillo de Las tres balas de Boris Bardin. Barthes se revuelve en su tumba ante tamaña irrupción del autor en la obra, pero estéticamente tiene su qué y la ladramos agradecidos.
jueves, mayo 26, 2011
"Soy hembra"
No soy dura,
ocurrente ni estoica.
Me quedo mustia
después del vino, el sexo
y las conversaciones intensas.
Cuando se quedan vacías las calles
se enroscan a mi cuerpo.
Soy hembra.
Me asusto.
De La máscara del mono (La otra orilla, 2011, traducción de Enrique de Hériz), originalísima y muy notable "novela" negra de la australiana Dorothy Porter escrita en verso, protagonizada por una expolicía lesbiana de gesto torcido a la que le encargan que indague en la desaparición de una hermosa adolescente.
miércoles, mayo 25, 2011
Remakes make Hollywood Go Round (2)
Lo que fue: En cuanto película de personajes (se trató del debut como realizador del guionista televisivo Steve Gordon, también firmante del libreto), Arthur (difícil no añadirle el hispano subtítulo de "El soltero de oro") significó la consagración de Dudley Moore en Hollywood, le reportó el único Oscar de su carrera a Sir John Gielgud y constituye uno de los tres films de la carrera de Liza Minnelli que somos capaces de no olvidar. Cada vez que se nos escapa el porqué de todo ello (los puntos 1 y 3 representaron un mérito excesivo; el segundo, un parche), este también oscarizado tema de Burt Bacharach y Christopher Cross nos ayuda a distraernos y a no darle más vueltas.
Lo que será: Una comedia impersonal pero solvente (dirige Jason Winer, habitual de Modern Family), cimentada a partes iguales en el carisma de Russell Brand (cuyo personaje no se aleja tanto del de Get Him to the Greek) y en la química que éste logre establecer con Helen Mirren. Los gags a vueltas con Star Wars y Batman (atención a Luis Guzmán como Robin) le garantizan un pedacito del corazón de este ladrador crepuscular.
Lo que será: Una comedia impersonal pero solvente (dirige Jason Winer, habitual de Modern Family), cimentada a partes iguales en el carisma de Russell Brand (cuyo personaje no se aleja tanto del de Get Him to the Greek) y en la química que éste logre establecer con Helen Mirren. Los gags a vueltas con Star Wars y Batman (atención a Luis Guzmán como Robin) le garantizan un pedacito del corazón de este ladrador crepuscular.
martes, mayo 24, 2011
"The People's Key" de Bright Eyes
Emopop-rock. Dos son los males que suelen aquejar al individuo genial y es de suponer que pacer en el amable estado de Nebraska no soluciona este particular; hablamos, en fin, del cansancio y el tedio. Frente al esparcimiento de sus recientes trabajos al frente de la Mystic Valley Band, pese a su voluntad de pasar por “uno más” en la alineación del supergrupo Monsters of Folk, Conor Oberst superó la barrera de los 30 anunciando que el décimo álbum de Bright Eyes (vigesimoprimero de su carrera, si no nos fallan las cuentas) sería también el último bajo tal etiqueta. Cumpla o no la amenaza, el cambio de orientación entre la Americana precedente y el emopop presente resulta revelador. Menos regreso a ciertas raíces que huida hacia un lado, The People’s Key reincide en los intereses esotéricos y confesiones catárticas marca de la casa, y se mantiene por encima de la media ajena (Oberst es mucho compositor) mientras no alcanza a hacer justicia al listón propio: gajes de la genialidad.
(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag.)
(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag.)
lunes, mayo 23, 2011
domingo, mayo 22, 2011
Dos reflexiones con las urnas aún calientes
1. La derecha vota. Si la izquierda no lo hace, si se abstiene también lo que podríamos considerar centro (por su rechazo a los respectivos grandes partidos de derecha e izquierda), la derecha gana por goleada. Y la derecha sólo tiende al cambio cuando ha habido un primer cambio antes: es reaccionaria, devuelve las aguas a lo que considera su cauce, pero no se caracteriza por su originalidad revolucionaria. Ahí el gran error del 15M, un hermoso brindis al sol que rechazó la cualidad más importante a la hora de desenvolverse en la res politica, el pragmatismo, mientras se dejaba llevar por la menos efectiva, la emoción. Cierto es que los resultados hubieran sido los mismos sin su movilización y que dicha movilización añade un apartado de esperanza a nuestro escenario cívico y político. Pero se trata de una esperanza a medio-largo plazo y, en el corto, deberá lidiar con un país monopolizado por las posiciones que, a priori, se encuentran más alejadas de las suyas.
2. Con un aumento de cuatro concejales (81% escrutado), el PP se convierte en la fuerza más votada de Badalona. Puede tomar nota Rajoy del éxito de su pequeño experimento xenófobo: funciona, otorga triunfos. Atentos a la "popularización" del mensaje racista, pues, de cara a las generales de 2012.
2. Con un aumento de cuatro concejales (81% escrutado), el PP se convierte en la fuerza más votada de Badalona. Puede tomar nota Rajoy del éxito de su pequeño experimento xenófobo: funciona, otorga triunfos. Atentos a la "popularización" del mensaje racista, pues, de cara a las generales de 2012.
sábado, mayo 21, 2011
viernes, mayo 20, 2011
jueves, mayo 19, 2011
El cine de los 1980 visto por...
Cierto ilustrador canadiense (cuyo nombre no revelaremos de momento para evitar fáciles búsquedas cibernéticas) ha rendido homenaje a varios títulos ochenteros. Quien identifique primero los seis aquí presentados obtendrá una copia dedicada de la primera novela de este ladrador crepuscular (premio que en efecto nada tiene que ver con el contenido del concurso pero que representa el único elemento con algo de personalidad propia que en mi zarpa está ofrecer.)
EDIT: En los comentarios se encuentra el listado de películas. Menor éxito tuvo la invitación a dar con el nombre del ilustrador, que no era otro que Justin Erickson (aquí, su web).
EDIT: En los comentarios se encuentra el listado de películas. Menor éxito tuvo la invitación a dar con el nombre del ilustrador, que no era otro que Justin Erickson (aquí, su web).
miércoles, mayo 18, 2011
Remakes make Hollywood Go Round (1)
Lo que fue: La Noche de miedo de 1985 sirvió para que Tom Holland debutara como realizador y este ladrador crepuscular descubriera de dónde sacó Susan Sarandon su apellido (otros pequeños grandes hitos de su primer marido, Chris, fueron La centinela, Muñeco diabólico y, claro está, La princesa prometida). Así las cosas, una revisión de La ventana indiscreta en clave vampírica donde Roddy McDowall ejerció de secundario inspirado y que iba a dar pie a una secuela menos entrañable y conseguida (Tommy Lee Wallace, 1988).
Lo que será: Una muestra más del errático deambular por Hollywood de Craig Gillespie (su salto desde Lars y una chica de verdad hasta Cuestión de pelotas resultó ya sintomático), puro ejercicio de déjà vu donde David "Doctor Who" Tennant se comerá a Colin Farrell, por más que sea éste último quien luzca colmillos.
Lo que será: Una muestra más del errático deambular por Hollywood de Craig Gillespie (su salto desde Lars y una chica de verdad hasta Cuestión de pelotas resultó ya sintomático), puro ejercicio de déjà vu donde David "Doctor Who" Tennant se comerá a Colin Farrell, por más que sea éste último quien luzca colmillos.
martes, mayo 17, 2011
Inmigración y xenofobia: los datos
"Han bastado poco más de 20.000 tunecinos para poner en cuestión uno de los mayores logros de la integración europea: la supresión de los controles fronterizos entre los Estados miembros establecida por el acuerdo de Schengen de 1985. Un dato ilustra a la perfección hasta qué punto Europa se dirige al abismo de la xenofobia: la supresión de controles internos entre los Estados miembros de la Unión Europea se puso en marcha en 1995 cuando, como consecuencia de la guerra de Yugoslavia, Europa tenía que hacer frente a una inmensa ola de más de 600.000 refugiados. Solo Alemania se hizo cargo de 345.000 personas, en un esfuerzo poco conocido y mucho menos reconocido, pero otros países también estuvieron a la altura: Austria acogió a 80.000, Suecia 57.000, Suiza 25.000, Países Bajos 24.000 y Dinamarca 20.000.
(...) Nadie ejemplifica mejor el sinsentido de esta Europa xenófoba que nos ha tocado vivir que los finlandeses, que según las estadísticas conviven con 98.500 inmigrantes no comunitarios (un ridículo 1,8% de su población). (...) Pese a ello, el partido de los 'auténticos finlandeses' ha arrasado con un mensaje populista y anti-inmigración en las recientes elecciones. Prepárense, porque es el futuro de Europa.
(...) En la Unión Europea hay 20 millones de inmigrantes no comunitarios, lo que representa apenas un 4% de la población. (...) Para empeorar las cosas, esta Europa a veintisiete que quiere impartir lecciones de democracia y solidaridad a todo el mundo solo tuvo a bien en 2010 aprobar 55.100 solicitudes de asilo. Países como Alemania, una vez más, asumieron su responsabilidad, aceptando casi el 20% de esas solicitudes. España, por el contrario, sólo estimó favorablemente 610 solicitudes."
(De El abismo xenófobo, editorial de José Ignacio Torreblanca en El País del 13/05/11.)
lunes, mayo 16, 2011
domingo, mayo 15, 2011
sábado, mayo 14, 2011
El asombroso mundo del cameo (19)
Michael Keaton (como un operario de mantenimiento que aspira a sobrevivir un día más en el edificio de la NBC antes de retirarse) y Tom Hanks (en el papel de Tom Hanks, actor aficionado al patchwork que tiene en su mano decidir quién pinta algo y quién no en el mundo de la interpretación) fueron los dos invitados especiales al episodio número 100 de 30 Rock.
viernes, mayo 13, 2011
jueves, mayo 12, 2011
My Own Private Top-10 Editors-In-Chiefs from Movies and TV
En la muerte del top-8 de esta lista, un pequeño homenaje a los redactores-jefe de mi trayectoria espectadora. Y sí, el top-1 fue más jefe que redactor, pero qué duda cabe de que dirigía la línea editorial de su(s) periódico(s):
10) Helen Mirren en State of Play de Kevin Macdonald (2009)
9) Walter Matthau en The Front Page de Billy Wilder (1974)
8) Jackie Cooper en Superman de Richard Donner (1978)
7) Humphrey Bogart en Deadline - U.S.A. de Richard Brooks (1952)
6) J.K. Simmons en Spider-Man de Sam Raimi (2002)
5) Jack Warden en All the President's Men de Alan J. Pakula (1976)
4) Clark Johnson en The Wire. Season 5 (2008)
3) Ed Asner en Lou Grant (1977-1982)
2) Cary Grant en His Girl Friday de Howard Hawks (1940)
1) Orson Welles en Citizen Kane de Orson Welles (1941)
10) Helen Mirren en State of Play de Kevin Macdonald (2009)
9) Walter Matthau en The Front Page de Billy Wilder (1974)
8) Jackie Cooper en Superman de Richard Donner (1978)
7) Humphrey Bogart en Deadline - U.S.A. de Richard Brooks (1952)
6) J.K. Simmons en Spider-Man de Sam Raimi (2002)
5) Jack Warden en All the President's Men de Alan J. Pakula (1976)
4) Clark Johnson en The Wire. Season 5 (2008)
3) Ed Asner en Lou Grant (1977-1982)
2) Cary Grant en His Girl Friday de Howard Hawks (1940)
1) Orson Welles en Citizen Kane de Orson Welles (1941)
miércoles, mayo 11, 2011
martes, mayo 10, 2011
"Los Lemmings" de Fabián Casas
Nos revela Wikipedia que la leyenda del suicidio en masa de los leminos se sustenta en una sola prueba visual: un documental de Disney fechado en 1959, galardonado con el Oscar y donde parece que fueron los propios realizadores quienes orquestaron el comunitario salto a la gloria de la marabunta roedora. La metáfora, no obstante, sigue resultando válida para la mayoría de relatos de esta breve, jugosa recopilación: aquéllos en los que el autor vuelve la vista atrás para dirigirla hacia su juventud en el barrio de Boedo, días afines al primer amor y la segunda decepción, que transcurren al son de los discos de Led Zep, entre amigos que lenta pero certeramente van cayendo en la droga y otras formas de autodestrucción, enfrentamientos entre patotas rivales incluidos. Hay épica juvenil y lírica adulta en el retrato, tal y como funcionan a la perfección los juguetones registros coloquiales de los distintos personajes. Pero, más allá del testimonio generacional, insistimos que brillante pero varias veces leído (imposible no emparentar a su Máximo Disfrute con el pícaro casavelliano de Los juegos feroces, por ejemplo), Casas se trae otro souvenir de su juventud: la prestidigitación del potrero, esa gambeta que amaga por aquí para salir algo más allá, derrotando tanto la expectativa como el sentido común, y que nos lleva a ponernos en pie para, entre asombrados y entusiasmados, aplaudir a rabiar ante piezas como La mortificación ordinaria o El relator.
(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag.)
lunes, mayo 09, 2011
domingo, mayo 08, 2011
Falling In Love Is Hard On the Knees (59)
The Nature of Our Kind, procedente del último trabajo de Vandaveer, Dig Down Deep (y sí, me hace pensar en los mejores Grant Lee Buffalo.)
sábado, mayo 07, 2011
¿A qué temperatura arde el cinismo?
Lo hemos leído o visto en infinidad de ocasiones, desde el orwelliano 1984 hasta el Fahrenheit 451 de Bradbury, pasando por todo Philip K. Dick y tropecientas producciones norteamericanas con Will Smith o Matt Damon corriendo arriba y abajo de la pantalla: cuando el héroe tiene los machos de denunciar una conspiración global de la que participan las más altas esferas, cuando a raíz de ello se descubre despedido y desahuciado, abandonado por la novia y el hámster, perseguido por sujetos con gabardina y sombrero calado, y llorando la muerte de algún fiel confidente que se hallaba a tan sólo veintisiete minutos de jubilarse, cuando todo eso sucede, en fin, el héroe puede derrumbarse bajo el peso de la nada o enfadarse mucho y contraatacar con todo, pero lo que no hace nunca, jamás de los jamases, es poner cara de sorpresa y clamar que ignora por completo los motivos de su caída en desgracia.
Aunque no haya comentado en persona el castigo de que ha sido objeto por parte de la UEFA (cinco partidos de sanción y 50.000 euros de multa), Mourinho ha hablado. Y lo ha hecho, como en otras ocasiones antes, a través de Aitor Karanka, una suerte de Mini-Me a quien algún amigo (o quizá el mismo hermano de este ladrador crepuscular) rebautizó hace poco como Mini-Mou. Su mensaje, en cualquier caso, consistente en afirmar que se le escapan cual lagartijas las causas de tal condena, es el del pederasta que se ha colado en la jornada de puertas abiertas de un parvulario: el disimulo revela su conciencia del crimen, la cara de no haber roto un plato en seis reencarnaciones denota un cinismo ante el que la escala Richter solicitaría nuevos valores.
Aunque no haya comentado en persona el castigo de que ha sido objeto por parte de la UEFA (cinco partidos de sanción y 50.000 euros de multa), Mourinho ha hablado. Y lo ha hecho, como en otras ocasiones antes, a través de Aitor Karanka, una suerte de Mini-Me a quien algún amigo (o quizá el mismo hermano de este ladrador crepuscular) rebautizó hace poco como Mini-Mou. Su mensaje, en cualquier caso, consistente en afirmar que se le escapan cual lagartijas las causas de tal condena, es el del pederasta que se ha colado en la jornada de puertas abiertas de un parvulario: el disimulo revela su conciencia del crimen, la cara de no haber roto un plato en seis reencarnaciones denota un cinismo ante el que la escala Richter solicitaría nuevos valores.
El asombroso mundo del cameo (18)
DEP
Severiano Ballesteros (1957-2011) - Cuando se podían contar con los dedos de una mano los deportistas españoles que ganaban algo internacionalmente, Seve era uno de ellos. Y hablaba inglés. Y era entrañable. Y adiós, campeón.
Vader, en sus propias palabras
(Cortesía del diseñador gráfico norteamericano Jonas Fleuraime, cuya página web vendría a caer aquí mismo.)
viernes, mayo 06, 2011
jueves, mayo 05, 2011
miércoles, mayo 04, 2011
martes, mayo 03, 2011
Clásico 4: ¡Se acabó!
Hay que ser un genio o tener mucha suerte para que un epílogo altere dramáticamente lo sentado en los tres actos precedentes; de hecho, el espectador rara vez recibirá con amabilidad un cambio tan pronunciado, y poco importa que ese capítulo final se vaya, como en este caso, a los noventa minutos de duración. Se acabó la serie y buena señal del peso psicológico que ha acabado sumando fue el hecho de que el ganador de este postrero doble round se quedara en el campo a la conclusión del partido, celebrando como si de un título se tratara su pase a la final. De igual modo, los discursos ya establecidos en cada equipo tuvieron tanto peso como el juego desarrollado (en esta ocasión, a ratos, a la altura de las circunstancias): los unos encontraron su razón de ser amasando la pelota hasta volverla indigesta y los otros se marcharon maldiciendo a voz en grito la labor arbitral. Por partes, pues...
Medio tiempo le aguantaron al Barça las piernas. Cierto es que tardó en superar la primera línea de presión, pero una vez lo consiguió se iba a plantar hasta siete veces en el área rival, fase en la que algún exceso en la conducción de Messi y la escasa maldad de Villa y del propio 10 en la definición sirvieron para colocar nuevos ladrillos en el pedestal de San Casillas. Pero los de casa tardaron demasiado en regresar del descanso y en la reanudación se los notó fríos, desconectados, iluminados puntualmente por un gol que definía no pocas de sus virtudes (pase clarividente de Iniesta y Pedro que controla con la diestra para remachar duro y al ángulo con la siniestra), retratados a continuación en el tanto del empate (una triangulación en corto y de espaldas que Xabi Alonso supo leer, interceptar y descargar sobre Di María, quien respondió con un regate de lujo, un zambombazo al poste y, tras el rebote, un pseudo-pase de la muerte a Marcelo) y sostenidos hasta el final por su actitud defensiva, ésa que comienza con la presión de Pedro y Messi, y que culmina con el desmelene de Puyol, el sentido táctico de Mascherano y los cortes al filo de Piqué-piernas-largas. Suyas fueron las ocasiones de gol y suya fue la retórica: con todo ello en la balanza se ganaron los de Guardiola el billete para Wembley.
En el otro lado de la vida, el Madrid no acabó de ser el Madrid. Pero se acercó, motivo suficiente para que nos preguntemos qué hubiera sido de esta eliminatoria si desde un principio la hubiera disputado con cuatro o cinco jugadores en terreno enemigo. La alineación del dúo Karanka-Mourinho rozaba el 4-2-4, planteamiento arriesgado que triunfó por momentos gracias al desgaste de Lass y Xabi, que en otros se vino abajo por su inferioridad numérica en la medular, y que en definitiva condujo al único tanto blanco en los 180 minutos de eliminatoria: no es lo mismo robar el balón en campo propio que en los tres cuartos ajenos. Las malas noticias, una vez más, vinieron dadas por el desencuentro Higuaín-Ronaldo, por una muy pobre estadística ofensiva (apenas tres disparos a puerta: los dos de la jugada del gol y el de la acción polémica del partido) y por un acceso de arbitritis cuando el 1-1 y los 27 minutos que restaban invitaban a centrarse en la remontada. Que un tipo generalmente centrado como Casillas cayera en la trampa y protestara faltas bastante claras aludiendo con gestos a la jeta del mundo mundial (es lo que tienen las conspiraciones: son todos contra uno) resulta bastante indicativo del daño que el discurso victimista de Mourinho ha hecho en el vestuario de Chamartín.
Instante en que todas las miradas se dirigen hacia el de amarillo, por más que Frank de Bleeckere intentara pasar desapercibido. Unos le recriminarán que hiciera lo imposible por no expulsar a Carvalho (la primera amarilla fue algo rigurosa; no así las siguientes dos o tres de que se hizo merecedor); los otros lanzarán espumarajos durante años recordando la jugada que anuló y que acabó con gol de Higuaín. A diferencia de la expulsión de Pepe, aquí sí se trató de una acción determinante (se puede ganar e incluso remontar con diez, pero es condición sine qua non por lo menos intentarlo). Y, en efecto, la decisión es discutible: considera que no hay falta de Piqué (a mi juicio en efecto no la hay, aunque sin duda otros la hubieran pitado) y que por tanto existe voluntariedad de Ronaldo en la consiguiente caída de Mascherano. Lo dicho: se puede discutir al respecto. Pero mal irá el Madrid si insiste en considerar que la labor arbitral ha sido la única causa de su eliminación; con más juego y menos obsesión, la segunda parte de esta noche hubiera sido suya. Y flor de epílogo que hubiera tenido la cosa.
Medio tiempo le aguantaron al Barça las piernas. Cierto es que tardó en superar la primera línea de presión, pero una vez lo consiguió se iba a plantar hasta siete veces en el área rival, fase en la que algún exceso en la conducción de Messi y la escasa maldad de Villa y del propio 10 en la definición sirvieron para colocar nuevos ladrillos en el pedestal de San Casillas. Pero los de casa tardaron demasiado en regresar del descanso y en la reanudación se los notó fríos, desconectados, iluminados puntualmente por un gol que definía no pocas de sus virtudes (pase clarividente de Iniesta y Pedro que controla con la diestra para remachar duro y al ángulo con la siniestra), retratados a continuación en el tanto del empate (una triangulación en corto y de espaldas que Xabi Alonso supo leer, interceptar y descargar sobre Di María, quien respondió con un regate de lujo, un zambombazo al poste y, tras el rebote, un pseudo-pase de la muerte a Marcelo) y sostenidos hasta el final por su actitud defensiva, ésa que comienza con la presión de Pedro y Messi, y que culmina con el desmelene de Puyol, el sentido táctico de Mascherano y los cortes al filo de Piqué-piernas-largas. Suyas fueron las ocasiones de gol y suya fue la retórica: con todo ello en la balanza se ganaron los de Guardiola el billete para Wembley.
En el otro lado de la vida, el Madrid no acabó de ser el Madrid. Pero se acercó, motivo suficiente para que nos preguntemos qué hubiera sido de esta eliminatoria si desde un principio la hubiera disputado con cuatro o cinco jugadores en terreno enemigo. La alineación del dúo Karanka-Mourinho rozaba el 4-2-4, planteamiento arriesgado que triunfó por momentos gracias al desgaste de Lass y Xabi, que en otros se vino abajo por su inferioridad numérica en la medular, y que en definitiva condujo al único tanto blanco en los 180 minutos de eliminatoria: no es lo mismo robar el balón en campo propio que en los tres cuartos ajenos. Las malas noticias, una vez más, vinieron dadas por el desencuentro Higuaín-Ronaldo, por una muy pobre estadística ofensiva (apenas tres disparos a puerta: los dos de la jugada del gol y el de la acción polémica del partido) y por un acceso de arbitritis cuando el 1-1 y los 27 minutos que restaban invitaban a centrarse en la remontada. Que un tipo generalmente centrado como Casillas cayera en la trampa y protestara faltas bastante claras aludiendo con gestos a la jeta del mundo mundial (es lo que tienen las conspiraciones: son todos contra uno) resulta bastante indicativo del daño que el discurso victimista de Mourinho ha hecho en el vestuario de Chamartín.
Instante en que todas las miradas se dirigen hacia el de amarillo, por más que Frank de Bleeckere intentara pasar desapercibido. Unos le recriminarán que hiciera lo imposible por no expulsar a Carvalho (la primera amarilla fue algo rigurosa; no así las siguientes dos o tres de que se hizo merecedor); los otros lanzarán espumarajos durante años recordando la jugada que anuló y que acabó con gol de Higuaín. A diferencia de la expulsión de Pepe, aquí sí se trató de una acción determinante (se puede ganar e incluso remontar con diez, pero es condición sine qua non por lo menos intentarlo). Y, en efecto, la decisión es discutible: considera que no hay falta de Piqué (a mi juicio en efecto no la hay, aunque sin duda otros la hubieran pitado) y que por tanto existe voluntariedad de Ronaldo en la consiguiente caída de Mascherano. Lo dicho: se puede discutir al respecto. Pero mal irá el Madrid si insiste en considerar que la labor arbitral ha sido la única causa de su eliminación; con más juego y menos obsesión, la segunda parte de esta noche hubiera sido suya. Y flor de epílogo que hubiera tenido la cosa.
"Source Code" de Duncan Jones
Para ulular lastimeramente:
Que la sencillez de su propuesta no... Que la sencillez y la concentración de su propuesta lleve a algunos a... Que su linealidad y concreción, con apenas tres escenarios básicos, impida verla como lo que es: un clásico instantáneo de la serie más o menos B de corte fantástico. [Estas tres oraciones han sido redactadas en el mismo lapso cronológico, si bien en sendas dimensiones paralelas.]
Para aullar efusivamente:
Su ritmo juguetón. Su eficiente banda sonora. Su disciplina a la hora de no ir más allá de los austeros recursos que desde un principio se autoimpone. Los pequeños grandes giros de su guión. Y que logre emocionar puntual y sutilmente, esa asignatura pendiente del fantástico contemporáneo, siempre tan pendiente del tamaño de sus efectos especiales o de buscar el nihilismo a través del gesto anestesiado.
El juicio crepuscular:
(Ojo: spoilers) Un hilo de Blade Runner, otro de Solaris y un guiño en forma de aguja al Major Tom de varias canciones de su señor padre: así cosió Duncan Jones ese debut celebrado con justicia que fue Moon. Si los ingredientes que regurgita con su segundo trabajo resultan más variopintos (Groundhog Day, Johnny Got his Gun, Quantum Leap...), su saber estar tras la cámara sigue siendo el mismo. Ignoramos cuánto tardará Hollywood en estropearlo ofreciéndole una superproducción sobre la que no disponga del final cut, pero, mientras tanto, su mirada fresca a la par que respetuosa nos está ofreciendo hermosas y sorprendentes alegrías.
lunes, mayo 02, 2011
80 años y 1 día
Son los que cumple hoy el Empire State Building, rascacielos legendario cuyo imponente perfil ha seducido a gorilas gigantes, parejas con algo para recordar y ladradores crepusculares por igual.
(La imagen procede de la serie neoyorquina de Mario Krmpotic', que puede ser consultada y disfrutada en este blog.)
domingo, mayo 01, 2011
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