Para ulular lastimeramente:
Su factura funcionarial, cuando no barata: cuatro o cinco decorados no especialmente inspirados, un Alan Menken que ha tenido horas bastante más altas, un guión que bien podría pasar por un segundo borrador y una dirección que sólo en sus peores momentos (las secuencias de acción) nos hace recordar al lírico compositor de imágenes de Immortals.
Para aullar efusivamente:
Julia Roberts, por condensar casi todo el distanciamiento irónico de la película. Las marionetas con que la reina intenta asesinar a Blancanieves. Y los distintos homenajes a Star Wars (el casco de los soldados reales, el personaje que muere desvaneciéndose en el interior de una capa...), Los ladrones del tiempo, etc.
El juicio crepuscular:
Lo que envenena esta manzanita es su alarmante ausencia de alma. Incluso una producción tan televisiva (en cuanto complaciente y para todos los públicos) como Once Upon a Time ofrece mejores hallazgos y más satisfactorias posibilidades metaliterarias. A ratos sucede que la rana se pretende princesa (prometida, para más señas), pero tremendo "true love's kiss" haría falta para alcanzar la magia de tan honroso referente.
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