miércoles, julio 31, 2013

"Man of Steel" por Ken Taylor

(El ilustrador australiano es una debilidad de este blog crepuscular, tal y como demuestra esta colección de ladridos previos y futuros.)

sábado, julio 27, 2013

jueves, julio 25, 2013

Un puente para buscar a la Maga

En inmaculado español nos remite esta postal de un Karluv Most crepuscular (y, en efecto, casi cortazariano) la cuñada favorita de este ladrador. Dziękuję!

sábado, julio 20, 2013

jueves, julio 18, 2013

My Own Private Top-5 Sub Pop Albums

5) Every Good Boy Deserves Fudge de Mudhoney (1991)
4) Give Up de The Postal Service (2003)
3) Oh, Inverted World de The Shins (2001)
2) Bleach de Nirvana (1989)
1) Congregation de The Afghan Whigs (1992)

jueves, julio 11, 2013

"Trance" de Danny Boyle


Para ulular lastimeramente:
 

Que tropiece, en un par de ocasiones, con tics propios del thriller más barato (véase cuando Vincent Cassel queda atrapado en el interior del coche). Que no caiga en la tentación de volverse definitivamente rara. Los saltos de ritmo a que conducen los cambios de punto de vista. Y que se sustente toda ella en una práctica, la del hipnotismo, cuyas ramificaciones obligan a un esfuerzo extra de credulidad por parte del espectador.      

Para aullar efusivamente: 

Que su secuencia inicial, conducida por James McAvoy, sin grandes aspavientos estilísticos ni originalidades argumentales, resulte tan entretenida y eficaz. Que, a estas alturas de la partida, logre que un desnudo frontal femenino luzca turbador. Su trío de protagonistas principales, con Rosario Dawson a la cabeza. La estudiada ambigüedad de su diseño de producción, siempre optimizado por la fotografía de Anthony Dod Mantle. Y que jamás resulte más tramposa de lo estrictamente necesario.   

El juicio crepuscular: 

Bebe antes este Trance de Hitchcock y cierta intriga francesa que de la adrenalínica renovación del género emprendida por Guy Ritchie en las islas británicas. Y sí, quizá le falte algo de fuerza, un gesto más visceral, pero el tono clásico con que Danny Boyle conduce el film, su compromiso un par de pasos más allá de lo meramente funcionarial, hacen que esperemos con ansia razonable ese plato fuerte que será la secuela de Trainspotting.          

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sábado, julio 06, 2013

"An American Werewolf in London" por Ken Taylor

(Sigue este túnel, bien iluminado y nada licántropo, para conocer, oh lector crepuscular, los ladridos anteriormente protagonizados por el ilustrador australiano.)

jueves, julio 04, 2013

Made it Ma, top of the world!

(Panorámica de 360 grados desde lo alto del Burj Khalifa de Dubai, cortesía del fotógrafo Gerald Donovan.)

miércoles, julio 03, 2013

"La mujer de púrpura" de Jeanette Winterson

En el Lancashire inglés de principios del siglo XVII, todo salivazo lanzado al aire caía sobre la cabeza de una bruja o un católico. De los de verdad, de los que jugaban a serlo por no tener más en sus vidas o, sobre todo, de los que estaban dispuestos a aceptar tal condición tras las preceptivas sesiones de tortura y las no menos nocivas estancias en alguna oscura y húmeda mazmorra. Tal es el escenario al que regresa Jeanette Winterson en una novela entendemos que comisionada por la división literaria de la legendaria Hammer Films. De ahí, quizá, que rebusque en el trasfondo histórico del asunto, los juicios de 1612, para quedarse con la protagonista sobre la que menos información existe. Es el primer paso de una apropiación en toda regla que incluye la presencia de John Dee y William Shakespeare, amén de un tono gótico que fluye con sorprendente naturalidad hacia la fantasía y algunos interludios gore que harían palidecer a George R.R. Martin (los episodios de lesbianismo eran de esperar, son marca de la casa). Porque, desde su misma dedicatoria inicial, La mujer de púrpura se lee como un intenso y jugoso proyecto personal (y lo íntimo, cuando de Winterson se trata, es una garantía: no dejen de asomarse a su Por qué ser feliz cuando puedes ser normal), sorprende la dejadez de un epílogo que reclamaba mayor trabajo. Algo que en absoluto desmerece este aquelarre en toda regla, bajo el que se esconde un sentido canto a la diferencia… y la magia.

(Esta reseña apareció en el número de junio de Go Mag.)