1) La triple recepción a cargo de una fabada, la reportera dicharachera Laura Fernández y, como si hubiera estado preparado (y no lo descarto, vista su profesionalidad), los organizadores.
2) Joe Abercrombie, esa bestia escénica a una sucesión de trilogías pegada.
3) La prodigiosa capacidad para la traducción, interpretación y presentación de Diego García Cruz. El bromance que mantiene con Abercrombie ayudó, pero a lo largo de mis dos días en Evil-és le vi hacer cosas que no creeríais, incluida la presentación más certeramente compacta de El murmullo de la que se tenga conocimiento. A sus pies.
4) El cachopo número 1, sugerencia de la siempre acertada Vir de la Fuente, junto a mi señor editor, don Jorge Salvador Galindo (que lo mismo sirve para un roto que para una Thermomix) y maese Sergi Escolano, informático del Vaticano en misión secreta.
5) Stranger Things. Hablé tanto de ella (¿verdad, Xandru Fernández?) que es como si la hubiera vuelto a ver enterita.
6) ¿Conocí a tres personas muy parecidas a Sofia Rhei o Sofia Rhei es la mujer de las mil caras? La reina del Cosplay, oigan.
7) La comunión con el público más o menos juvenil fue un maravilloso descubrimiento. Chicos y (sobre todo) chicas, universitarios llegados de todas partes de España, colegiales llegados de ves a saber dónde, curiosos y preparados y entusiastas, algunos disfrazados y otros no, dispuestos a gastarse sus ahorros en libros de autores a los que conocían con anterioridad, pero no siempre, no necesariamente. Si este fuera el futuro de las letras en general, notable futuro sería, proclamo.
8) Quiero ser el sombrero de Cristina Macía. Quiero ser el "beauty sleep" de Ricard Ruiz. Quiero ser las chapitas en la solapa de la chaqueta de Piotr Iwanicki.
9) La firma de libros, de nuevo junto a Sergi Escolano, bajo la llovizna, en la linde del Bosque Mitago, rodeados ambos por "warhammers" y "stormtroopers" y alumnos de Hogwarts. Gracias a todos aquellos que solicitaron nuestro autógrafo.
10) El cachopo número 2, este casi una excusa para poder ver al gran Miguel Barrero, amigo que me hace sentir como un reloj estropeado: lo veo solo dos veces al año pero esas dos veces acierto.
Y una PD, que el decálogo se me queda corto: no es sólo el agradecimiento, no es sólo el síndrome de Estocolmo... pensaré muy seriamente tu sugerencia, Jorge Iván Argiz. Y eso, que sí, que gracias, Evil-és. God bless you all!