Hace una década ya algo larga, cierto muchacho de Nueva Jersey fanático de los cómics y de la (primera) trilogía de La guerra de las galaxias se daba a conocer con un modesto film, entretenido por la mala baba que destilaba, a vueltas con el mundo de los dependientes, categoría laboral que en parámetros estadounidenses vendría a constituir la posibilidad más sórdida y carente de futuro, espaldas mojadas al margen. Una década ya algo larga más tarde, aquel muchacho de Nueva Jersey parece condenado a la misma indefinición y falta de expectativas de los personajes que le dieron fama: agotadas tiempo ha sus mejores balas (Persiguiendo a Amy), ha flirteado con la comedia amable, menor y alimenticia (Jersey Girl) mientras regresaba una y otra vez al terreno del onanismo adolescente con proyectos que iban de lo descerebradamente simpático (Jay y Silent Bob contraatacan) a lo interminablemente falto de la menor gracia (Dogma).
Es así que, en su primera media hora, Clerks 2 hace sentir al espectador en carne propia el hastío de quien jornada a jornada debe plantarse tras un mostrador grasiento para facturar con sonrisa torcida cuantas hamburguesas y raciones de patatas fritas se le soliciten. Smith exprime una fórmula agotada y ni siquiera los cameos de rigor (Ben Affleck, Jason Lee…) o las disquisiciones sobre El Señor de los Anillos (aquí de cebolla) logran alegrar un poco la función. Es entonces cuando (¡oh, sorpresa!) el realizador decide contarnos una historia. Un relato que podrá resultar banal y evidente, pero que cuando menos sigue ciertas pautas dramáticas y no lo apuesta todo a la broma gay y a la salida de tono de un Jason Mewes demacrado, latoso, peripatético (coincide esta fase, por cierto, con el protagonismo de Rosario Dawson, única intérprete de la película que merece tal consideración). Y, ya lanzado, Smith aprovecha para culminar el asunto con un canto al desprejuicio: “Forever teen” y a mucha honra, nos dice, pues no todos estamos hechos para sentar cabeza según los dictados de esa sociedad mala y fea que pugna por alienarnos.
Huele a trinchera. O peor: apesta a soldado que jamás abandonará la jungla por ignorar que la guerra ha terminado. No es Clerks 2 lo peor de la paleta de Kevin Smith, pero sí deja a las claras su flagrante falta de ideas. El muchacho ha vuelto a Nueva Jersey, principalmente porque no tiene ya a dónde ir. Quizá si Jon Peters le hubiera permitido dar el salto a la franquicia de Supermán…
(Del GO de octubre de 2006)
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