Para ulular lastimeramente:
Que tenga menos sentido del humor que un samurái, robotizado o no. Que muestre menos emoción que un soldado zombi, a las órdenes del Kaiser o no. Que cualquiera de los citados samuráis-robot y zombis armados y alemanes exhiba mayor carácter y profundidad que las cinco actrices principales juntas, y decimos "actrices" por no ceder a un bastante más despectivo (pero notablemente más adecuado) "cachos de carne" -y caemos en lo de "cachos de carne" pese a que la historia jamás llega a desarrollar su apartado más Burlesque.
Para aullar efusivamente:
Quizá le cueste un mundo crear personajes pluridimensionales (la rigidez espartana ya no es excusa, amigos), pero Zack Snyder tiene su qué dirigiendo y le suma dos o tres puntos cuando se pone estupendo; esto es, esteticista. La historia central pecará de lenta y evidente (no la han parido Alan Moore ni Frank Miller, claro), pero el prólogo es un notable videoclip y el epílogo alumbra su chispita de interés, todo un incendio habida cuenta la oscuridad precedente. Su coherente banda sonora. Y una cosa más: Scott Glenn, la presencia más simpática de la función.
El juicio crepuscular:
La fantasía como solución para escapar a una realidad que nos supera: lo pillamos. A partir de ahí, ¿tiene algún sentido que esas ficciones sustitutivas aboquen al bostezo, que su brillantez visual no alcance en ningún momento a esconder su vacuidad narrativa? Una crítica francesa ha destacado: "Con Sucker Punch nace el porno geek". Lo mismo exactamente sostenía el hermano de este ladrador crepuscular al abandonar los cines Icaria, habida cuenta el apareamiento entre la heroína con uniforme de colegiala y las espadas tradicionales niponas, su enfrentamiento en forma de videojuego a huestes de muertos vivientes y los guiños diversos a El Señor de los Anillos, Misión: Imposible, cualquier saga con dragones de por medio... Si de establecer una serie de homenajes se trataba, Snyder triunfa plenamente: dan ganas de regresar a los originales para olvidar lo antes posible este sucedáneo. Otra opción es volver a celebrar lo porno como signo de los tiempos. Y aún una tercera buena noticia: por mucho que se esfuerce, Sucker Punch jamás llegará a los niveles de intrascendencia de The Last Airbender.