Argentina, quizá como ningún otro país, tiende a exigir a sus mitos literarios un perfil humano intachable, circunstancia que no deja de antojársenos próxima al oxímoron. Humano, y por tanto tachable para quien necesitara darse a tales ejercicios, fue Ernesto Sabato, que comenzó como físico y acabó convertido en uno de los cuatro grandes del siglo XX narrativo a orillas del Río de la Plata. Le faltaban dos meses escasos para volverse centenario (1911-2011), guarismo ciertamente anecdótico. No lo son, en cambio, su obra ensayística y su breve labor novelística, presidida a juicio de este ladrador por un Sobre héroes y tumbas que en dos ocasiones me dio crepuscular vuelta y que seguirá sumiéndome en lúcidas sombras cuantas veces lo retome. Descanse en paz.
sábado, abril 30, 2011
viernes, abril 29, 2011
jueves, abril 28, 2011
My Own Private Top-10 Natalie Portman Movies
10) Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith de George Lucas (2005)
9) Garden State de Zach Braff (2004)
8) Everyone Says I Love You de Woody Allen (1996)
7) My Blueberry Nights de Kar Wai Wong (2007)
6) V for Vendetta de James McTeigue (2006)
5) Closer de Mike Nicholls (2004)
4) Black Swan de Darren Aronofsky (2010)
3) Heat de Michael Mann (1995)
2) Beautiful Girls de Ted Demme (1996)
1) Léon de Luc Besson (1994)
9) Garden State de Zach Braff (2004)
8) Everyone Says I Love You de Woody Allen (1996)
7) My Blueberry Nights de Kar Wai Wong (2007)
6) V for Vendetta de James McTeigue (2006)
5) Closer de Mike Nicholls (2004)
4) Black Swan de Darren Aronofsky (2010)
3) Heat de Michael Mann (1995)
2) Beautiful Girls de Ted Demme (1996)
1) Léon de Luc Besson (1994)
miércoles, abril 27, 2011
Clásico 3: Aquí el balón, aquí la conspiranoia
Sucede en no pocas películas de género negro que el detective acaba desenmascarando a los sospechosos por la excesiva similitud con que éstos presentan su coartada, pactada y ensayada, gestada en la siempre perfecta imaginación antes que condicionada por los azares de la dura realidad, donde dos percepciones rara vez arrojan el mismo testimonio. Tras el partido, las dos estrellas del Real Madrid, José Mourinho y Cristiano Ronaldo, sostuvieron al alimón que el objetivo final era el 0-0 y que la expulsión de Pepe (a CR7 se le olvidó calificarla de injusta) había impedido el guión lógico que iba a conducir a tal resultado: Kaká por Lass e irse un poquito arriba; esto es, por fin cruzar la línea del medio campo dando cinco o seis pases seguidos, quizá incluso mejorar en dos o tres puntos una posesión que en aquel momento volvía a ser de un 29-71% favorable a los visitantes.
Vio Pepe la roja, en fin, y el crimen perfecto del 0-0, todo cuando el mejor entrenador del mundo puede ofrecer a 60.000 de sus aficionados en unas semifinales de la Champions, se vino abajo en dos latigazos: Afellay logró a la primera lo que un aún renqueante Pedro no había conseguido en toda la noche, pretender irse de Marcelo en velocidad y conseguirlo, y Messi fue Messi (es decir, el mejor jugador del mundo) tras una nueva velada entre contemporizadora y frustrada. Vale la pena detenerse en ello... El Barça se vio sorprendido por las escasas revoluciones con que su blanco oponente planteó el encuentro, aún más italiano, con diez defensas y un solo punta, CR7, desesperado por ser el único que acudía a la presión. La pelota era suya como una vez más volvía a serlo el exceso de respeto, el miedo pánico a perderla combinando y a amparar con ello una contra mortal. Se acercó el once azulgrana a Casillas, sí, pero jamás dio verdadera impresión de poder marcar: eran ataques a los que se llegaba con pocos efectivos, un desmarque de Xavi, una carrera heroica de un notable Villa, poco más. ¿Se hubiera mantenido el empate caso de no haberse ido Pepe a la caseta? Nunca lo sabremos y ésa es la única verdad que podemos ofrecer sin que nuestra faz enrojezca.
Por el contrario, con el 0-2 aún caliente en el marcador, Mourinho acudió a la sala de prensa y comenzó dándole toda la razón a Pep Guardiola: fue el puto amo. Recibió Villar, que estará acostumbrado, pero también UNICEF, que no lo estará tanto. Recibieron todos los árbitros de todos los partidos europeos en los que él ha perdido o el Barça ha ganado. Recibió el mundo del fútbol en general y la última Champions azulgrana en particular, amén del pueblo catalán (es de suponer que pasaban por ahí todos juntitos, los siete millones, hablando en latín susurrado cual pérfidos judeomasones salidos de una novela de Dan Brown).
Como ladrador comprometido con un retrato más o menos cuerdo de lo acontecido esta noche, difícilmente puedo extenderme en lo esgrimido por el entrenador merengue, no a menos que quiera dar entrada a saltimbanquis, osos en monociclo y platillos volantes camuflados en el relleno de las aceitunas (esto es, un plan de la UEFA para que el Barça... ¿gane a veces y otras, las más, no?). Sí, quizá, deba mojarme en cambio tratando algunos de los apartados protagonistas de la polémica. Aquí van, a modo de colofón:
* No sólo Milito y Pinto deben ser sancionados por su participación en el altercado del túnel de vestuarios; el segundo, además, debería rendir cuentas ante su club. Una lesión, una mala salida de Valdés, y la portería del Barça hubiera quedado durante a saber cuántos minutos en manos de un jugador de campo. Ni todo el sentido del humor del mundo justifica su actitud violenta para con el contrario y su falta de responsabilidad para con los colores propios.
* Una plancha como la de Pepe tiende a ser amarilla cuando los tacos apuntan al suelo; por haberse estampado en este caso contra la tibia, la roja pinta merecida.
* El árbitro, una vez más, se quedó corto con las tarjetas: merecieron otra amarilla Ramos y quizá Busquets, por manos (el central blanco la vería más tarde); Marcelo, por pisar a Pedro y soltar el brazo en un par de ocasiones; Arbeloa por desentenderse del balón para placar dos carreras azulgranas; Keita, Messi y Lass, por reiteración de faltas; y Adebayor por cometer infracciones con brazos o piernas en todas y cada una de las ocasiones en que quiso presionar a un oponente.
* Imposible no volver a Mourinho: expulsado por menospreciar al trencilla, siguió impartiendo órdenes escritas a sus ayudantes y, en la ya comentada y sin duda famosa rueda de prensa, acusó de fraude, tráfico de intereses y corrupción a (de nuevo, ahora de carrerilla) UNICEF, la UEFA, Ángel María Villar, cinco o seis árbitros internacionales y, claro está, last but not least, el F.C. Barcelona. La sanción debería estar a la altura del espectáculo por él ofrecido, infinitamente superior al de su equipo durante los 300 minutos que llevamos acumulados en esta tanda de clásicos.
Vio Pepe la roja, en fin, y el crimen perfecto del 0-0, todo cuando el mejor entrenador del mundo puede ofrecer a 60.000 de sus aficionados en unas semifinales de la Champions, se vino abajo en dos latigazos: Afellay logró a la primera lo que un aún renqueante Pedro no había conseguido en toda la noche, pretender irse de Marcelo en velocidad y conseguirlo, y Messi fue Messi (es decir, el mejor jugador del mundo) tras una nueva velada entre contemporizadora y frustrada. Vale la pena detenerse en ello... El Barça se vio sorprendido por las escasas revoluciones con que su blanco oponente planteó el encuentro, aún más italiano, con diez defensas y un solo punta, CR7, desesperado por ser el único que acudía a la presión. La pelota era suya como una vez más volvía a serlo el exceso de respeto, el miedo pánico a perderla combinando y a amparar con ello una contra mortal. Se acercó el once azulgrana a Casillas, sí, pero jamás dio verdadera impresión de poder marcar: eran ataques a los que se llegaba con pocos efectivos, un desmarque de Xavi, una carrera heroica de un notable Villa, poco más. ¿Se hubiera mantenido el empate caso de no haberse ido Pepe a la caseta? Nunca lo sabremos y ésa es la única verdad que podemos ofrecer sin que nuestra faz enrojezca.
Por el contrario, con el 0-2 aún caliente en el marcador, Mourinho acudió a la sala de prensa y comenzó dándole toda la razón a Pep Guardiola: fue el puto amo. Recibió Villar, que estará acostumbrado, pero también UNICEF, que no lo estará tanto. Recibieron todos los árbitros de todos los partidos europeos en los que él ha perdido o el Barça ha ganado. Recibió el mundo del fútbol en general y la última Champions azulgrana en particular, amén del pueblo catalán (es de suponer que pasaban por ahí todos juntitos, los siete millones, hablando en latín susurrado cual pérfidos judeomasones salidos de una novela de Dan Brown).
Como ladrador comprometido con un retrato más o menos cuerdo de lo acontecido esta noche, difícilmente puedo extenderme en lo esgrimido por el entrenador merengue, no a menos que quiera dar entrada a saltimbanquis, osos en monociclo y platillos volantes camuflados en el relleno de las aceitunas (esto es, un plan de la UEFA para que el Barça... ¿gane a veces y otras, las más, no?). Sí, quizá, deba mojarme en cambio tratando algunos de los apartados protagonistas de la polémica. Aquí van, a modo de colofón:
* No sólo Milito y Pinto deben ser sancionados por su participación en el altercado del túnel de vestuarios; el segundo, además, debería rendir cuentas ante su club. Una lesión, una mala salida de Valdés, y la portería del Barça hubiera quedado durante a saber cuántos minutos en manos de un jugador de campo. Ni todo el sentido del humor del mundo justifica su actitud violenta para con el contrario y su falta de responsabilidad para con los colores propios.
* Una plancha como la de Pepe tiende a ser amarilla cuando los tacos apuntan al suelo; por haberse estampado en este caso contra la tibia, la roja pinta merecida.
* El árbitro, una vez más, se quedó corto con las tarjetas: merecieron otra amarilla Ramos y quizá Busquets, por manos (el central blanco la vería más tarde); Marcelo, por pisar a Pedro y soltar el brazo en un par de ocasiones; Arbeloa por desentenderse del balón para placar dos carreras azulgranas; Keita, Messi y Lass, por reiteración de faltas; y Adebayor por cometer infracciones con brazos o piernas en todas y cada una de las ocasiones en que quiso presionar a un oponente.
* Imposible no volver a Mourinho: expulsado por menospreciar al trencilla, siguió impartiendo órdenes escritas a sus ayudantes y, en la ya comentada y sin duda famosa rueda de prensa, acusó de fraude, tráfico de intereses y corrupción a (de nuevo, ahora de carrerilla) UNICEF, la UEFA, Ángel María Villar, cinco o seis árbitros internacionales y, claro está, last but not least, el F.C. Barcelona. La sanción debería estar a la altura del espectáculo por él ofrecido, infinitamente superior al de su equipo durante los 300 minutos que llevamos acumulados en esta tanda de clásicos.
"Voyage d'hivern", de Amélie Nothomb, en tres citas
"Puestos a ponerme el nombre de un sofista, no habría tenido nada en contra de Gorgias, Protágoras o Zenón, cuyas inteligencias siguen intrigando todavía hoy. Pero llamarse igual que el más estúpido y despreciable de ellos no me predisponía precisamente a un brillante porvenir."
"Enamorarse en invierno no es una buena idea. Los síntomas son más sublimes y más dolorosos. La perfecta luz del frío estimula el deleite sombrío de la espera. Los escalofríos realzan el desasosiego. Quien se enamora por Santa Lucía se expone a tres meses de temblores patológicos."
"Me gustaría que los americanos vieran nuestro tándem. Se burlan de la concepción que nosotros, los europeos, tenemos de la creación literaria: sostienen que, como materialistas que somos, nos convertimos en irracionales teólogos cuando se trata de inspiración. Por eso, contrariamente a nosotros, sostienen que la escritura se enseña."
* * *
"Enamorarse en invierno no es una buena idea. Los síntomas son más sublimes y más dolorosos. La perfecta luz del frío estimula el deleite sombrío de la espera. Los escalofríos realzan el desasosiego. Quien se enamora por Santa Lucía se expone a tres meses de temblores patológicos."
* * *
"Me gustaría que los americanos vieran nuestro tándem. Se burlan de la concepción que nosotros, los europeos, tenemos de la creación literaria: sostienen que, como materialistas que somos, nos convertimos en irracionales teólogos cuando se trata de inspiración. Por eso, contrariamente a nosotros, sostienen que la escritura se enseña."
martes, abril 26, 2011
lunes, abril 25, 2011
domingo, abril 24, 2011
sábado, abril 23, 2011
viernes, abril 22, 2011
jueves, abril 21, 2011
Clásico 2 (y 2)
Hay muchas formas de jugar al fútbol y cada cual se arrima a la que más le conviene. Es lícito, pero no por ello admirable. Así las cosas, este ladrador no puede más que sonreírse perversa y crepuscularmente al descubrir que el Madrid trató anoche la Copa del Rey del mismo modo en que se había comportado con el balón algunas horas antes: lanzándola por los aires, cayendo antes en el atropello que en el juego. Y sí, era suya y podían hacer con ella lo que quisieran...
Millonarios sin carne ni hueso
Como si la riqueza real de algunos pocos fuera asumible por la mente de los otros muchos, la revista Forbes se ha dedicado, un año más, a escoger a los quince grandes potentados del mundo de la ficción. Son los que siguen, pero conste que, a este ladrador crepuscular, Forbes en sí se le antoja pura fantasía:
15) Jeffrey Lebowski (The Big Lebowski / Cine)
14) Gordon Gekko (Wall Street / Cine)
13) Chuck Bass (Gossip Girl / TV)
12) C. Montgomery Burns (The Simpsons / TV)
11) Jo Bennett (The Office / TV)
10) Arthur Bach, el soltero de oro (Arthur / Cine)
9) Mr. Monopoly (Monopoly / Juego de mesa)
8) Bruce Wayne (Batman / Cómic)
7) El dragón Smaug (The Lord of the Rings / Literatura)
6) Tony Stark (Iron Man / Cómic)
5) Jed Clampett (The Beverly Hillbillies / TV)
4) Richie Rich (Richie Rich / Cómic)
3) Artemis Fowl II (Artemis Fowl / Literatura)
2) Carlisle Cullen (Twilight / Literatura)
1) Scrooge McDuck (Donald Duck / Cómic)
15) Jeffrey Lebowski (The Big Lebowski / Cine)
14) Gordon Gekko (Wall Street / Cine)
13) Chuck Bass (Gossip Girl / TV)
12) C. Montgomery Burns (The Simpsons / TV)
11) Jo Bennett (The Office / TV)
10) Arthur Bach, el soltero de oro (Arthur / Cine)
9) Mr. Monopoly (Monopoly / Juego de mesa)
8) Bruce Wayne (Batman / Cómic)
7) El dragón Smaug (The Lord of the Rings / Literatura)
6) Tony Stark (Iron Man / Cómic)
5) Jed Clampett (The Beverly Hillbillies / TV)
4) Richie Rich (Richie Rich / Cómic)
3) Artemis Fowl II (Artemis Fowl / Literatura)
2) Carlisle Cullen (Twilight / Literatura)
1) Scrooge McDuck (Donald Duck / Cómic)
Clásico 2: Cuchilladas y psicoanálisis
Como si de un Pokémon se tratara, la transformación del Real Madrid al italianismo constó de dos fases. El sábado pasado se descubrió aceptado por su público pese a haberse tirado noventa minutos jugando al pelotazo, con un mísero veintisiete por ciento de posesión al final del partido. Y, toda vez sembrado el huevo de la serpiente, esta noche se presentó en Mestalla con los tacos por tarjeta de visita y la consigna de protestar al árbitro todas y cada una de las faltas a las que su concienciada y convencida política de trincheras y bayonetas abocaba. La táctica de Mourinho, a la que Pepe y Xabi Alonso vieron la amarilla y el cansancio comenzó a vestir de blanco, podría haber acabado en forma de implosión. Pero, desgraciadamente para el Barça, admitía antes un desvío. Una salida que en el Inter del año pasado se llamaba Milito y que en el Real aparece perfeccionada bajo el maquinal acrónimo de CR7. Pese a no haber cazado ni uno de los balones que le habían llovido del cielo, pese al desgaste de decenas de carreras bien cubiertas por los centrales y laterales azulgranas, Ronaldo no se rindió. Y, en una de esas, remató como los grandes un centro medidísimo de Di María. Restaban dieciséis minutos de prórroga pero el Barça no se recuperó ya del mazazo.
En el otro lado de la vida, los de Guardiola habían comenzado el partido como si no hubieran pisado la ducha tras el del sábado pasado: sobreexcitados, cayendo en la provocación, persiguiendo al árbitro cada vez que éste detenía el juego... Ese desencuentro respecto a su estilo habitual (sumado a la insistencia de Villa por buscar el desmarque hacia dentro y a una excesiva conducción en el medio campo) equivalió a regalarle media parte al rival. Se enmendaron en la reanudación, sí: Iniesta dio señales de vida, Pedro comenzó a pisar el área contraria, Messi y Alves pasaron a combinar por la banda derecha... La cosa pintaba madura pero, a la que el árbol blanco se veía agitado, ahí aparecían los guantes de Casillas para negar el fruto decisivo. Así fueron pasando los minutos, entre escuadras y cartabones, con un Mascherano imperial a la hora de barrer la retaguardia. En el último instante, Pinto se sumó al festival cancerbero con una manopla de ángel. Y, cuando la prórroga se preveía favorable para el equipo que menos había corrido tras el balón, éste se desfondó también, víctima en definitiva de la crisis de identidad de su delantero centro (once partidos suma Villa sin marcar) y de un Messi que tampoco logra desprenderse de las frustraciones que últimamente le acompañan.
Mereció el Madrid, pues, el triunfo. Por su intensidad a uno y otro lado de la ley. Por su ordenado posicionamiento a cara de perro. Porque su delantera le redime del cinismo italiano que se ha apoderado de su defensa y medular. Y sale tocado el Barça, incapaz de plasmar su superioridad estética y moral, firmante de un único, mísero tanto en 210 minutos de juego. Y de penalti. De su capacidad para encajar el guantazo y hacer psicoanálisis dependerá por completo el resultado de la inminente semifinal de Champions.
En el otro lado de la vida, los de Guardiola habían comenzado el partido como si no hubieran pisado la ducha tras el del sábado pasado: sobreexcitados, cayendo en la provocación, persiguiendo al árbitro cada vez que éste detenía el juego... Ese desencuentro respecto a su estilo habitual (sumado a la insistencia de Villa por buscar el desmarque hacia dentro y a una excesiva conducción en el medio campo) equivalió a regalarle media parte al rival. Se enmendaron en la reanudación, sí: Iniesta dio señales de vida, Pedro comenzó a pisar el área contraria, Messi y Alves pasaron a combinar por la banda derecha... La cosa pintaba madura pero, a la que el árbol blanco se veía agitado, ahí aparecían los guantes de Casillas para negar el fruto decisivo. Así fueron pasando los minutos, entre escuadras y cartabones, con un Mascherano imperial a la hora de barrer la retaguardia. En el último instante, Pinto se sumó al festival cancerbero con una manopla de ángel. Y, cuando la prórroga se preveía favorable para el equipo que menos había corrido tras el balón, éste se desfondó también, víctima en definitiva de la crisis de identidad de su delantero centro (once partidos suma Villa sin marcar) y de un Messi que tampoco logra desprenderse de las frustraciones que últimamente le acompañan.
Mereció el Madrid, pues, el triunfo. Por su intensidad a uno y otro lado de la ley. Por su ordenado posicionamiento a cara de perro. Porque su delantera le redime del cinismo italiano que se ha apoderado de su defensa y medular. Y sale tocado el Barça, incapaz de plasmar su superioridad estética y moral, firmante de un único, mísero tanto en 210 minutos de juego. Y de penalti. De su capacidad para encajar el guantazo y hacer psicoanálisis dependerá por completo el resultado de la inminente semifinal de Champions.
miércoles, abril 20, 2011
The Art of Todd McLellan
(Aquí, la página web del artista norteamericano y, visto lo visto, candidato número uno a la presidencia de la Asociación del Destornillador.)
martes, abril 19, 2011
lunes, abril 18, 2011
domingo, abril 17, 2011
Clásico 1: Las malas noticias
Se desencadenaron las hostilidades y, como corresponde a un empate de estas características, con tres batallas decisivas guardando cola, ambos contendientes optaron por destacar que sus respectivos vasos continúan medio llenos: que si ejercicio de casta por aquí, que si la Liga a punto de caramelo por allí. Nada que no supiéramos antes de comenzar a jugar; señal de que el interés, la novedad por lo menos, radicará en un apartado de malas noticias que diligentemente remitiremos al casillero de cada protagonista:
Rincón blanco - Ocho jugadores defendiendo, tres corriendo al pelotazo. El Almería, actual colista de Primera, le jugó al Barça con mayor valentía hace siete días (no, claro está, con mejores efectivos en el último tercio de campo). Desde la mezcla de resultadismo y victimismo marca de la casa, Mourinho se sentirá reivindicado. Pero tanto el planteamiento, traducido en un veintipico por ciento de posesión, como la inédita connivencia del Bernabeu, que tradicionalmente sacó el pañuelo por mucho menos, revelan hasta qué punto el Madrid ha interiorizado su supuesta inferioridad respecto al Barça de la era Guardiola.
Rincón azulgrana - Tenían la Liga en el saco, lo mismo que la moral de CR7 (véase el modo en que bajó los brazos después de que Iniesta le robara el enésimo balón) y, posiblemente, el ascendiente de la serie (el 6-0 en el balance de victorias de los últimos tres años iba a hacer sangre). Con un jugador más, un gol arriba en el marcador y el rival desarbolado, la cosa invitaba a tirar de estoque. Pero, súbitamente descafeinados, Xavi y cia. decidieron dar la razón a quienes destacan los cada vez más pronunciados tropezones retóricos de su tradicionalmente jugoso discurso. La telaraña de Mourinho, con Pepe ejerciendo de Shelob en las piernas de la hobbitesca medular barcelonista, anuló primero a Iniesta y acabó sacando de quicio a un Messi que no se acaba de encontrar (vease su balonazo al público, signo de frustración antes que de agresión, como se está pretendiendo). La apuesta de Puyol, por otro lado, acabó como tenía que acabar: demasiado partido, éste, para un jugador que arrastraba tres meses de baja. Su reaparición no se hubiera forzado de tal modo frente a otro rival: pese a que el Madrid se comportó como un cualquiera, el Barça insistió en seguir tratándolo de usted.
El árbitro - El equipo que hizo veinte faltas y menos dispuso del balón recibió dos amarillas (la roja directa, fruto de una situación muy puntual, escapa a la tendencia); el que cometió doce se llevó cinco amarillas, al menos dos por protestar. Pepe, con cinco o seis infracciones, se fue de rositas, lo mismo que un Alves ya advertido, al que el penalti debería haber costado la expulsión. Habida cuenta que penales como el primero a Villa se han dejado de pitar antes y que los dos de la segunda parte parecen bien señalados, cabe sólo acusar a Muñiz Fernández de excesiva permisividad con las faltas locales y de cimentar la autoridad que no le presta el criterio a golpe de tarjetón.
Rincón blanco - Ocho jugadores defendiendo, tres corriendo al pelotazo. El Almería, actual colista de Primera, le jugó al Barça con mayor valentía hace siete días (no, claro está, con mejores efectivos en el último tercio de campo). Desde la mezcla de resultadismo y victimismo marca de la casa, Mourinho se sentirá reivindicado. Pero tanto el planteamiento, traducido en un veintipico por ciento de posesión, como la inédita connivencia del Bernabeu, que tradicionalmente sacó el pañuelo por mucho menos, revelan hasta qué punto el Madrid ha interiorizado su supuesta inferioridad respecto al Barça de la era Guardiola.
Rincón azulgrana - Tenían la Liga en el saco, lo mismo que la moral de CR7 (véase el modo en que bajó los brazos después de que Iniesta le robara el enésimo balón) y, posiblemente, el ascendiente de la serie (el 6-0 en el balance de victorias de los últimos tres años iba a hacer sangre). Con un jugador más, un gol arriba en el marcador y el rival desarbolado, la cosa invitaba a tirar de estoque. Pero, súbitamente descafeinados, Xavi y cia. decidieron dar la razón a quienes destacan los cada vez más pronunciados tropezones retóricos de su tradicionalmente jugoso discurso. La telaraña de Mourinho, con Pepe ejerciendo de Shelob en las piernas de la hobbitesca medular barcelonista, anuló primero a Iniesta y acabó sacando de quicio a un Messi que no se acaba de encontrar (vease su balonazo al público, signo de frustración antes que de agresión, como se está pretendiendo). La apuesta de Puyol, por otro lado, acabó como tenía que acabar: demasiado partido, éste, para un jugador que arrastraba tres meses de baja. Su reaparición no se hubiera forzado de tal modo frente a otro rival: pese a que el Madrid se comportó como un cualquiera, el Barça insistió en seguir tratándolo de usted.
El árbitro - El equipo que hizo veinte faltas y menos dispuso del balón recibió dos amarillas (la roja directa, fruto de una situación muy puntual, escapa a la tendencia); el que cometió doce se llevó cinco amarillas, al menos dos por protestar. Pepe, con cinco o seis infracciones, se fue de rositas, lo mismo que un Alves ya advertido, al que el penalti debería haber costado la expulsión. Habida cuenta que penales como el primero a Villa se han dejado de pitar antes y que los dos de la segunda parte parecen bien señalados, cabe sólo acusar a Muñiz Fernández de excesiva permisividad con las faltas locales y de cimentar la autoridad que no le presta el criterio a golpe de tarjetón.
sábado, abril 16, 2011
viernes, abril 15, 2011
jueves, abril 14, 2011
¡Más madera, es Tao Lin!
Ricardo Menéndez Salmón firma en La Nueva España una muy positiva reseña del Richard Yates de Tao Lin y, cobijándose bajo su ramaje, desde el Facebook de Héroes Modernos / Alpha Decay se lanza la siguiente dedicatoria con lacito:
En mayo, Qué Leer dedicará su polémica crítica a este Richard Yates. Desde el rincón azul, Antonio J. Rodríguez celebra el libro. En el rojo, Antonio Lozano lo aborrece. Más cercano (tanto que se sube en sus zapatos) del segundo, es sabido, servidor no puede dejar de considerar una de las lanzas que rompe el primero, relativa a la "dimensión afectiva del relato". Obviamente, Tao Lin ha tocado un nervio. Hay quien se reconoce en sus personajes, hay quien encuentra vacíos propios amplificados en esta ficción ajena; también hay quien, como Menéndez Salmón, le celebra el carácter de "radiografía". Pienso en todo ello, pueden creerme. Intento valorarlo. Obviamente lo respeto. Pero, ante la vacuidad de la forma, los "odres nuevos" se me antojan mera anécdota, se agotan en sí mismos (hoy es Gmail; mañana, Twitter o una serie de canciones enlazadas por Spotify, tanto da). Y no necesito negar la existencia de criaturas como Haley y Dakota, como no pretendo descalificar sus emociones. Sucede que, a diferencia de los agónicos amores entre Romeo y Julieta, de los angustiados paseos neoyorquinos de Holden Caulfield, del brutal egocentrismo de Patrick Bateman, jamás logro interesarme por lo que Tao Lin me cuenta, jamás me siento llevado por el modo en que me lo cuenta; me aburro terriblemente con él, ese Gran Pecado Capital a ojos hitchcockianos, y le adjudico gran parte de la culpa por la desgana (para más inri voluntaria, afectada, propia de una pose pretendidamente cool) con que lleva a cabo su parte del contrato.
Entrecomillado sublime para todos los D-Tractores de RICHARD YATES: "Tao Lin resulta, en efecto, tan directo que a menudo parece simbólico, y su obra, que ha merecido marbetes incendiarios y algo estúpidos -«El Kafka de la generación Facebook»-, no necesita de aquelarres comerciales para sostenerse como lo que es: una estupenda radiografía del malestar como destino y una magnífica demostración de que el viejo arte de novelar se contiene siempre en odres nuevos."Sin el menor ánimo de polemizar con el autor de La ofensa, más consciente que muchos apólogos taolinescos de que la opinión no es un ladrillazo (se lanza la propia y se esquiva la ajena; en el mejor de los casos, levantamos muros con las que consideramos afines), este ladrador crepuscular constata que las visiones positivas de Richard Yates tienden a considerar lo que se cuenta frente al cómo se cuenta, opción perfectamente válida que, no obstante, llevada a un extremo, haría que más de un fanático madridista considerara Marca como literatura de primera calidad -o, en términos menos demagógicos, convertiría la serie Jackass, cuyos protagonistas son la versión cazurra del Haley Joel Osment de Tao Lin, en una cumbre de la televisión y el séptimo arte.
En mayo, Qué Leer dedicará su polémica crítica a este Richard Yates. Desde el rincón azul, Antonio J. Rodríguez celebra el libro. En el rojo, Antonio Lozano lo aborrece. Más cercano (tanto que se sube en sus zapatos) del segundo, es sabido, servidor no puede dejar de considerar una de las lanzas que rompe el primero, relativa a la "dimensión afectiva del relato". Obviamente, Tao Lin ha tocado un nervio. Hay quien se reconoce en sus personajes, hay quien encuentra vacíos propios amplificados en esta ficción ajena; también hay quien, como Menéndez Salmón, le celebra el carácter de "radiografía". Pienso en todo ello, pueden creerme. Intento valorarlo. Obviamente lo respeto. Pero, ante la vacuidad de la forma, los "odres nuevos" se me antojan mera anécdota, se agotan en sí mismos (hoy es Gmail; mañana, Twitter o una serie de canciones enlazadas por Spotify, tanto da). Y no necesito negar la existencia de criaturas como Haley y Dakota, como no pretendo descalificar sus emociones. Sucede que, a diferencia de los agónicos amores entre Romeo y Julieta, de los angustiados paseos neoyorquinos de Holden Caulfield, del brutal egocentrismo de Patrick Bateman, jamás logro interesarme por lo que Tao Lin me cuenta, jamás me siento llevado por el modo en que me lo cuenta; me aburro terriblemente con él, ese Gran Pecado Capital a ojos hitchcockianos, y le adjudico gran parte de la culpa por la desgana (para más inri voluntaria, afectada, propia de una pose pretendidamente cool) con que lleva a cabo su parte del contrato.
miércoles, abril 13, 2011
My Own Private Top-10 Sidney Lumet Movies
martes, abril 12, 2011
Fotogramas titulares (54)
(No mentimos ni ladramos en vano al afirmar que, caso de que la última hora de película hubiera estado a la hilarante altura de sus primeros treinta minutos, echándole de paso un par de gotas de ambición realizadora, la cosa hubiera rozado el clásico instantáneo, brindis celeste entre Lubitsch y Capra incluido.)
lunes, abril 11, 2011
domingo, abril 10, 2011
sábado, abril 09, 2011
viernes, abril 08, 2011
jueves, abril 07, 2011
My Own Private Top-10 Water Creatures Movies
10) Open Water de Chris Kentis (2003) - Escualos varios, de los que nadan en círculo a tu alrededor.
9) Deep Blue Sea de Renny Harlin (1999) - Tiburones mejorados genéticamente, con marcha atrás incorporada.
8) Creepshow 2 de Michael Gornick (1987) - Mancha asesina y hambrienta.
7) Creature from the Black Lagoon de Jack Arnold (1954) - Anfibio antropoide con necesidades románticas.
6) Rogue de Greg McLean (2007) - Cocodrilo australiano XXL.
5) The Host de Joon-ho Bong (2006) - Pez alimentado con productos químicos o radioactivos o esas cosas que se tiran en los ríos de Corea.
4) Jaws 2 de Jeannot Szwarc (1978) - Segundo tiburón blanco obsesionado con Roy Scheider.
3) Orca de Michael Anderson (1977) - Ballena asesina pero sólo cuando la provocan.
2) Piranha de Joe Dante (1978) - Colonia de pececillos carnívoros con más hambre de la habitual por culpa de un experimento militar.
1) Jaws de Steven Spielberg (1975) - El Gran Blanco por antonomasia (también conocido como Bruce).
9) Deep Blue Sea de Renny Harlin (1999) - Tiburones mejorados genéticamente, con marcha atrás incorporada.
8) Creepshow 2 de Michael Gornick (1987) - Mancha asesina y hambrienta.
7) Creature from the Black Lagoon de Jack Arnold (1954) - Anfibio antropoide con necesidades románticas.
6) Rogue de Greg McLean (2007) - Cocodrilo australiano XXL.
5) The Host de Joon-ho Bong (2006) - Pez alimentado con productos químicos o radioactivos o esas cosas que se tiran en los ríos de Corea.
4) Jaws 2 de Jeannot Szwarc (1978) - Segundo tiburón blanco obsesionado con Roy Scheider.
3) Orca de Michael Anderson (1977) - Ballena asesina pero sólo cuando la provocan.
2) Piranha de Joe Dante (1978) - Colonia de pececillos carnívoros con más hambre de la habitual por culpa de un experimento militar.
1) Jaws de Steven Spielberg (1975) - El Gran Blanco por antonomasia (también conocido como Bruce).
miércoles, abril 06, 2011
martes, abril 05, 2011
Fotogramas titulares (52)
(En su tercera y última temporada, Veronica Mars cambió una careta y títulos de crédito que anteriormente habían culminado así.)
Famous Last (but one) Words (201-202)
* "¿Por qué no te tiras un poco a la basura?" - Madre de este ladrador crepuscular, en el transcurso de una visita a Ikea, tras escuchar el relato de los múltiples males que le han venido aquejando durante los últimos seis meses.
* "¡Eres un tsunami, tío!" - Hermano del citado ladrador crepuscular unos días más tarde, al encontrarse el primero al segundo cuando éste se hallaba en la recta final de su primera sesión de footing durante el último medio año.
* "¡Eres un tsunami, tío!" - Hermano del citado ladrador crepuscular unos días más tarde, al encontrarse el primero al segundo cuando éste se hallaba en la recta final de su primera sesión de footing durante el último medio año.
lunes, abril 04, 2011
domingo, abril 03, 2011
sábado, abril 02, 2011
viernes, abril 01, 2011
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