“La democracia fue un invento de la Grecia clásica y se puso en práctica en los siglos V y VI a.C. Desde entonces hasta finales del siglo XIX d.C. no se volvió a instaurar, no porque no se conociera sino porque la gran mayoría la consideraba inviable. Había dos razones fundamentales para desconfiar de la democracia. En primer lugar, que el pueblo era demasiado ignorante para entender en cuestiones de gobierno. En segundo lugar, que la gran masa que no pagaba impuestos no estaba legitimada para intervenir en cómo se distribuía el gasto público y la carga tributaria. Por estas razones, incluso los revolucionarios que derribaron las monarquías absolutas en Inglaterra y en Francia, o que crearon un sistema republicano en América establecieron sistemas parlamentarios, pero no democráticos, es decir, donde sólo votaba una parte de la población.(…)
Como señala en un libro reciente el escritor estadounidense Fayeed Zakaria (The Future of Freedom), los electores no sólo son inconsecuentes, sino que se muestran decepcionados por sus representantes y manifiestan más confianza en instituciones no electivas (…).
(…) Los electores son objeto a menudo de aberraciones masivas cuando algún acontecimiento les produce miedo o inseguridad. (…) Por eso dice el tan citado Zakaria que lo que se necesita en política hoy no es más democracia, sino menos. Es urgente buscar modos de fortalecer las instituciones ante los embates de la opinión y el oportunismo de los políticos. No es añoranza del autoritarismo: es rechazo a la demagogia.”
De ¿Demasiada democracia? de Gabriel Tortella.
El País, 20 de noviembre de 2006.
PS: Según la última encuesta del CIS, apenas tres décadas después de una dictadura de cuarenta años, el 44,1 % de la población española está poco o nada satisfecha de la democracia.
Como señala en un libro reciente el escritor estadounidense Fayeed Zakaria (The Future of Freedom), los electores no sólo son inconsecuentes, sino que se muestran decepcionados por sus representantes y manifiestan más confianza en instituciones no electivas (…).
(…) Los electores son objeto a menudo de aberraciones masivas cuando algún acontecimiento les produce miedo o inseguridad. (…) Por eso dice el tan citado Zakaria que lo que se necesita en política hoy no es más democracia, sino menos. Es urgente buscar modos de fortalecer las instituciones ante los embates de la opinión y el oportunismo de los políticos. No es añoranza del autoritarismo: es rechazo a la demagogia.”
De ¿Demasiada democracia? de Gabriel Tortella.
El País, 20 de noviembre de 2006.
PS: Según la última encuesta del CIS, apenas tres décadas después de una dictadura de cuarenta años, el 44,1 % de la población española está poco o nada satisfecha de la democracia.
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