sábado, julio 29, 2006

Me llamo Arty Fisher... (4)

…y, en el momento de redactar estas líneas, soy un hombre rotundamente feliz.

Quiero decir que… Bueno, vosotros estuvisteis allí, ¿no? Lo visteis con vuestros propios asombrados ojos y lo escuchasteis con vuestros afortunados oídos… O quizá no lo visteis demasiado bien, porque estabais botando al son de Darts of Pleasure o Outsiders, víctimas de un placer tan intenso que la mirada se os extraviaba en el cielo de Benicàssim mientras os preguntabais si tanta dicha junta podía ser posible…

Eso, más o menos, es lo que me sucedió a mí. Más menos que más. En realidad, no puedo contaros exactamente lo que me sucedió. Sólo tengo el relato de Loretta, y, aunque sabéis que la adoro, debo confesaros que la chica no acaba de resultar del todo fiable.

Esto es lo que recuerdo…

Primero, Loretta me convenció para que fuéramos a ver a un tal Morrissey. Me aseguró que había sido líder de The Smiths, una banda de tributo al malo de Matrix, pero comencé a dudar de su palabra cuando constaté que la música no sonaba especialmente cibernética (de paso, por edad, la suya debió ser más bien la generación Goonies). Puesto que habíamos conseguido una buena posición, nos quedamos frente al Escenario Verde para ver a Mojave 3, que pueden pasar por muchas cosas pero, desde luego, tres no son. Y entonces llegaron esos criajos, esos mindundis, esos medio-nenas de The Cooks… Y la gente se volvió loca… Y… Y fue culpa mía, claro, por caer en la provocación. Pero es que cuando ese tipo de Manchester gritó que eran la mejor banda británica de la historia… Tuve que contestarle, claro, por el honor del Archiduque. Y quizá no lo hice demostrando toda la educación de la que mis padres me han hecho receptor, pero el mancuniano también se excedió más que la barriga de Frank Black al darme ese puñetazo…

Esto es, pues, lo que no recuerdo, según relato de mi Loretta:

Me desmayé. Mi nariz comenzó a sangrar compulsivamente. Los de seguridad vinieron a sacarme del mogollón, y me condujeron a la parte de atrás del escenario, donde tardé una hora y media larga en recuperarme. Así que no vi ni escuché el show. Eso sí, me han comentado que durante Take Me Out comencé a mover los dedos de los pies, lo que descartó cualquier lesión cerebral que no viniera ya conmigo. Alex K. obró el milagro, una vez más. Y soy feliz. Soy un hombre rotundamente feliz. Porque, bien mirado…

¡Viví un concierto de FF desde el backstage!

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