Quizá la censura sea antes un síntoma que la enfermedad misma... Quizá el problema radique en que este cuadríptico logre arrastrar a hordas de adolescentes hasta la sala de cine... No negará este ladrador crepuscular que pasó buenos ratos con Freddy Krueger, Re-Animator y demás hierbas del terror hormonal de los años 1980. Pero la misoginia, el sadismo, la plasmación del odio no resultaban tan frías, directas, pornográficas en la auto-confianza que estos carteles exhiben.
No hay comentarios:
Publicar un comentario