Su nombre es Bardin, Boris Bardin. Se gestó, creo recordar, a lo largo de poco menos de un año, durante 2008. Y su parto editorial ha durado, tranquilamente, otros catorce meses. Pero bien está lo que bien acaba y, para celebrar su llegada a las librerías, le he creado un blog donde, además de las (presumiblemente escasas) reacciones que vaya suscitando, se encuentra desde ya su primer capítulo íntegro. Puedes acceder a él, fiel lector crepuscular, desde aquí mismo.
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