Con la Transición hemos topado… y añadiríamos “otra vez” de no tratarse de una novela de Javier Calvo; esto es, de una apropiación del mito ajeno para regurgitar una muy alucinada bola de pelo propio. Tiene la trémula redondez de un meteorito, esa bola: el que va a caer en la Catalunya de 1977 mientras el repulsivo pero genial Arístides Lao mueve vidas como si de fichas de parchís se tratara en la partida (de ajedrez, asegurarían otros) que enfrenta a los servicios secretos y diversos grupos terroristas. Se mantiene el filtro grotesco de la precedente Corona de flores, claro. Y el salto lo alimenta su muy ballardiana segunda parte, su clímax insular y mansoniano, la constatación de que el fondo no le ha podido a la forma. Porque El jardín colgante, como la dichosa Transición, es puro simulacro, esa representación que según cómo da risa, pero que también mata e invita a morir por ella. España cual farsa y Calvo a los pinceles, cáustico como nunca, fascinante como siempre.
(Esta breve reseña acompañó la elección de la novela que la protagoniza como Libro del Año 2012 en el número de enero-febrero de Go Mag.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario