Cual par marroquí y contemporáneo de nuestros héroes picarescos, Lajdar se ve lanzado a la vida tras un desencuentro familiar e inicia un vagabundeo que va a coincidir, geográfica y cronológicamente, con las revueltas de la Primavera Árabe, primero, y, a continuación, toda vez cruzado el Estrecho, con las de la Indignación española. Menos avispado y más melancólico que Lázaros y Buscones, el muchacho salta de encuentro en desencuentro, posibles terroristas incluidos, llevado por sus dotes literarias, el amor por una joven barcelonesa y su pasión por el noir francés y la lírica islámica.
Iniciación, por un lado, e ideas y retrato sociopolítico prácticamente en directo, por el otro; tales son las claves del segundo título que de Mathias Énard nos llega en pocos meses, tras la nouvelle transiberiana El alcohol y la nostalgia (también en Mondadori). Por partes, pues, comenzaremos no poniéndole un solo pero a la peripecia del protagonista, de libro en sus ácidos peajes y dulces aspiraciones, y continuaremos celebrando que el punto de vista magrebí nos descubra aristas de lo sucedido en 2011 al sur del Mediterráneo mientras ampara nuevas interpretaciones de cuanto aconteció (y sigue aconteciendo) en su lado norte. Y, justo cuando hubiéramos podido lamentar una cierta unidireccionalidad en la obra, el escritor galo residente en la Ciudad Condal se las arregla para que el cierre trascienda, quizá un poco tarde pero con fuerza notable, y multiplique las interpretaciones.
(Esta reseña apareció en el número de mayo de Go Mag.)
(Esta reseña apareció en el número de mayo de Go Mag.)
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