El fútbol siempre fue carne. El 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca de México, se tornó además verbo. No ha habido, jamás habrá, comunión balompédica tan absoluta. Sorpresa y belleza desembocando en un imposible: no caer en la herejía al situar al Altísimo correteando a ras de césped…
O, según la mítica alocución de Víctor Hugo Morales: “¡Espectacular! ¡Viva el fútbol! ¡Golazo! ¡Diego! ¡Maradona! Estoy emocionado, perdónenme ustedes… Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… barrilete cósmico… ¿de qué planeta viniste? Para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país, con el puño apretado, gritando por Argentina… Argentina 2 – Inglaterra 0… Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0…”
Puedes ver el vídeo aquí.
O, según la mítica alocución de Víctor Hugo Morales: “¡Espectacular! ¡Viva el fútbol! ¡Golazo! ¡Diego! ¡Maradona! Estoy emocionado, perdónenme ustedes… Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos… barrilete cósmico… ¿de qué planeta viniste? Para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país, con el puño apretado, gritando por Argentina… Argentina 2 – Inglaterra 0… Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona… Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0…”
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