martes, mayo 30, 2006

Aniversario

Había transcurrido un solo minuto de nuestro partido de fútbol-7 de los lunes por la noche cuando noté un tirón en la parte superior del muslo. Porque andábamos muy justitos de efectivos, seguí jugando. Logramos remontar el 0-1 inicial para poner un tranquilizador 3-1 en el marcador (si lo hubiera, claro). Y, cuando el encuentro ya agonizaba, me encontré de repente galopando la banda derecha con la pelota pegada a los pies. Levanté la cabeza y vi que I.T. se descolgaba a un lado dejando el centro libre. Le mandé el balón en perpendicular, me desmarqué entre dos defensas y recibí la devolución a esa pared de libro entrando ya en el área. Mi control fue un poco largo, pero contaba aún con medio segundo antes de que cualquier contrario llegara a mi posición. Así que me lancé con la puntera del pie izquierdo y marqué así mi primer gol de la temporada.

Un rato después, ya en los vestuarios, R.R. bromeó con la posibilidad de que mi codo se hubiera descoyuntado, dado lo rabioso de la celebración que había decorado la consecución del tanto. Pero no fue hasta llegar a casa, tras ducharme y cenar y acostarme, que reparé en un aspecto vital de todo el asunto. Y es que hoy, 30 de mayo, se cumple un año de la patada que me destrozó el tobillo izquierdo. Desde entonces, meses de inactividad y tan sólo dos partidos sin molestias, los dos últimos precisamente. Así que gol, oigan, ¡gol!

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