Dice Felip Puig, portavoz parlamentario de Convergència i Unió, que el objetivo del ejecutivo en la sombra creado por su partido es "hacer un estrecho y minucioso seguimiento de la acción de gobierno". Y, más allá de la irresponsabilidad política asociada a tal iniciativa (en cuanto menoscaba la autoridad, si no la usurpa a ojos de cierta opinión pública, propia de unos órganos elegidos democráticamente), quizá Puig quiera explicar a sus votantes qué diantres ha estado CIU haciendo durante los últimos tres años, si ahora, y sólo ahora, se deciden a poner en práctica la labor de control que corresponde a todo partido en la oposición...
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