Hace cuatro años, cuando Blueberry Hill debutó con Thanks, desde estas mismas páginas dijimos que no, que si acaso las gracias se las dábamos nosotros a ellos por la sorprendente belleza de su propuesta, un disco nacido en Barcelona y Pollensa pero cuya americana voluntad había seducido al otro lado del charco a todo un Garth Hudson, firmante de los teclados en más de un tema. Un largo mandato presidencial, pues, ha tardado el cuarteto en responder a nuestro inicial entusiasmo. Grabaron allá por 2007 en Islandia, bajo supervisión de Sturla Thorisson, y desde entonces han estado poniendo y quitando en busca de un resultado, en efecto, perfecto, lleno de matices y sugerencia, notablemente más variado en lo estilístico, diríamos incluso que de producción exquisita, pero falto en ocasiones de la chispa que tan bien hacía prender a su predecesor. A los de la colina del arándano nadie les puede negar un ángel de tamaño XL; tampoco, que han pensado en demasía su segundo trabajo. Si ya has nacido gigante, ¿para qué tirarte la adolescencia construyéndote alzas?
(Esta reseña ha aparecido en el número de septiembre de Go Mag)
(Esta reseña ha aparecido en el número de septiembre de Go Mag)
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