Sin duda porque leyó a Josep Ramoneda en El País del pasado 16/04/06 (“¿Se imaginan el tiempo que [los responsables del Partido Popular] habrían ganado si en vez de buscar conexiones inexistentes e inventar todo tipo de conspiraciones para no asumir la realidad hubiesen reconocido su error y hubiesen pasado página? Pues no, el aznarismo dispone que es mejor pasar por estúpidos que por mentirosos y van a conseguir pasar por las dos cosas.”), Jaime Ignacio del Burgo alcanzaba tan solo veinticuatro horas más tarde ignotas cotas de esperpento supino al declarar: “Quizá, llevados por su buena voluntad, las fuerzas policiales le entretuvieron al juez [Juan del Olmo] en asuntos que, desde luego, no tenían nada que ver [con la investigación]” -lo cual, según el portavoz del PP en la comisión del 11-M, habría impedido al magistrado descubrir la participación etarra en los atentados.
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