ARCHIVE: Trip-Hop de incógnito
En 2004, Noise fue el título del álbum y Fuck U el lema de su single. Queda más o menos claro, pues, que Archive andaban de malas pulgas. Y, para que no se les pueda tachar de gratuitamente resentidos, quizá proceda enumerar los motivos de tal cruzamiento. Del tres al uno y en orden ascendente:
3. Una somera búsqueda a través de Google nos dará el primer indicio. Por de pronto, fueron a bautizarse con un mote tan generalista que uno puede dar con los documentos secretos del FBI sobre la muerte de Marilyn antes de tropezar con su página web (y, ya que estamos, por mucho que París sea su segundo hogar, ¿no tiene narices que, procediendo de la Pérfida Albión, los primeros diez resultados que los tienen por protagonistas se hallen en la lengua de Voltaire?).
2. Caso de no obedecer a problemas de higiene personal, cuesta entender la tendencia de Darius Keeler y Danny Griffiths a acabar compuestos y sin vocalista. Y es que, en diez años largos de carrera, se han visto ya abandonados por Roya Arab y el rapero Rosko John, por Suzanne Wooder y, más reciente y dolorosamente, por el irlandés Craig Walker (también, ex Power of Dreams).
1. Su celebridad no se corresponde en absoluto con la que merecerían los creadores de dos de los mejores discos de Trip-Hop de la última década: Londinium (1996) y You All Look The Same To Me (2002) –de por medio, en 1999, habían editado el no tan afortunado Take My Head. Así las cosas, cualquier mención a Massive Attack provocará en Keeler y Griffiths el más aterrador achaque de rechinar de dientes que imaginar se pueda.
Decíamos, a todo esto, que en 2004 Archive se encontraban de un humor de perros. Y con motivos más que suficientes. Pero he aquí que, dos años después, la situación parece haber dado un vuelco. Y, para demostrarlo, a la última (re)formación de la banda (en la que luce la voz de un norteamericano afincado en Austria de nombre Pollard Berrier) ha seguido un álbum de título quizá incluso optimista, Lights. Una obra que incide en los apuntes psicodélicos y progresivos de sus trabajos inmediatamente precedentes (el citado Noise, la banda sonora de Michel Vaillant para Luc Besson…) sin olvidar las líneas maestras del estilo que (no) les diera fama en alguna que otra pieza deliciosamente interminable. Que su visita a estos lares sea un paso más camino de que se les haga, por fin, musical justicia.
(La citada visita de Archive a estos lares fue finalmente anulada, y esta previa jamás llegó a ver la luz)
En 2004, Noise fue el título del álbum y Fuck U el lema de su single. Queda más o menos claro, pues, que Archive andaban de malas pulgas. Y, para que no se les pueda tachar de gratuitamente resentidos, quizá proceda enumerar los motivos de tal cruzamiento. Del tres al uno y en orden ascendente:
3. Una somera búsqueda a través de Google nos dará el primer indicio. Por de pronto, fueron a bautizarse con un mote tan generalista que uno puede dar con los documentos secretos del FBI sobre la muerte de Marilyn antes de tropezar con su página web (y, ya que estamos, por mucho que París sea su segundo hogar, ¿no tiene narices que, procediendo de la Pérfida Albión, los primeros diez resultados que los tienen por protagonistas se hallen en la lengua de Voltaire?).
2. Caso de no obedecer a problemas de higiene personal, cuesta entender la tendencia de Darius Keeler y Danny Griffiths a acabar compuestos y sin vocalista. Y es que, en diez años largos de carrera, se han visto ya abandonados por Roya Arab y el rapero Rosko John, por Suzanne Wooder y, más reciente y dolorosamente, por el irlandés Craig Walker (también, ex Power of Dreams).
1. Su celebridad no se corresponde en absoluto con la que merecerían los creadores de dos de los mejores discos de Trip-Hop de la última década: Londinium (1996) y You All Look The Same To Me (2002) –de por medio, en 1999, habían editado el no tan afortunado Take My Head. Así las cosas, cualquier mención a Massive Attack provocará en Keeler y Griffiths el más aterrador achaque de rechinar de dientes que imaginar se pueda.
Decíamos, a todo esto, que en 2004 Archive se encontraban de un humor de perros. Y con motivos más que suficientes. Pero he aquí que, dos años después, la situación parece haber dado un vuelco. Y, para demostrarlo, a la última (re)formación de la banda (en la que luce la voz de un norteamericano afincado en Austria de nombre Pollard Berrier) ha seguido un álbum de título quizá incluso optimista, Lights. Una obra que incide en los apuntes psicodélicos y progresivos de sus trabajos inmediatamente precedentes (el citado Noise, la banda sonora de Michel Vaillant para Luc Besson…) sin olvidar las líneas maestras del estilo que (no) les diera fama en alguna que otra pieza deliciosamente interminable. Que su visita a estos lares sea un paso más camino de que se les haga, por fin, musical justicia.
(La citada visita de Archive a estos lares fue finalmente anulada, y esta previa jamás llegó a ver la luz)
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