domingo, septiembre 28, 2008

El derby: tres interrogantes, tres afirmaciones

1) Si cada vez que se celebra un concierto en el Estadio Olímpico los servicios de seguridad revisan las mochilas de 50.000 espectadores y no dejan pasar un maldito botellín de agua, ¿cómo es posible que doscientos boixos nois introduzcan varias bengalas en un partido de alto riesgo? De paso, ¿por qué se les concede una posición elevada desde la que puedan mejor lanzarlas?
2) ¿Se había utilizado antes en la historia de este noble deporte el 2-3-5, sistema con que Guardiola afrontó la última media hora de juego?
3) Habida cuenta lo mal que le va a Italia la vida en general y la violencia futbolística en particular, ¿por qué insistimos en copiarles tics como el de la suspensión mafiosa del encuentro por parte de unos espectadores muy indignados pero curiosamente alejadísimos del lugar donde se estaba produciendo la lluvia de bengalas?

a) Hay falta al portero, sin duda, pero el gol españolista es demérito de Valdés antes que del trencilla (véase la foto de la izquierda: sus guantes dan vida al balón cuando ya ha recibido el codazo de Luis García; el resto, que diría el Bardo, es teatro).
b) Siempre dispuesto a escoger la opción equivocada, Henry marcó precisamente por mantenerse fiel al error: control demasiado largo, doble rebote y toque a portería vacía porque, admitámoslo, existe un límite cuantitativo para la apatía.
c) Penalty es penalty, que diría Boskov: antes de despejar el balón, el defensa perico ya ha trabazo y zancadilleado el pie de apoyo de Eto'o (véase la foto inferior derecha). De paso, puestos a culpar a alguien de la derrota, el españolismo podría apuntar a un planteamiento que se tradujo en doce saques de esquina y veintidós chuts a puerta menos que su rival (es decir, cero y dos), por no mencionar el apartado de faltas y las consiguientes tarjetas recibidas. Lo triste es que casi les sale bien...

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