Pop rock. Sucede a menudo en estos tiempos de globalización galopante: los referentes se acumulan, lo muchas veces clasificable acaba sumando un conjunto del todo indeterminado (contrástese, si no, la muy genérica y hueca etiqueta que precede a estas líneas). De otro modo, comienza uno metiéndose entre las sábanas de Joy Division y, cosas del zapping de madrugada, despierta dos discos más tarde bajo la influencia de una muy interesante empanada. Porque si tu single más resultón tiene a bien apropiarse de un riff de The Edge (Being Here), si en otro tema apareas a Josh Rouse y Death Cab For Cutie (Snow in California), si en un tercero y un cuarto te lanzas en brazos de Muse (Hands on Fire/I’m With You), ¿qué mejor coartada que acabar poniéndote estupendamente post-rockero y experimental (Rooibos/Palm Wine Drinkard)? Así las cosas, los canadienses firman un puzle entretenido y jugoso, un caleidoscopio de espejismos aquí convincente y allí olvidable y de nuevo digno de ser recuperado. Hay cuerpo, pero se ejercita en el gimnasio del simulacro.
(Esta reseña ha aparecido en el número de noviembre de Go Mag)
(Esta reseña ha aparecido en el número de noviembre de Go Mag)
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