
Una vez por semana, el cómico norteamericano Dan Wilbur altera la portada de un libro para ofrecerle un título más redondo y explicativo que el que originalmente lució. Ninguno de los cuatro ejemplos que presiden esta entrada, por cierto, aparece en el top-10 de los lectores de su justiciero y literario blog Better Book Titles (aquí, la lista de favoritos).
Puesto que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, este ladrador no puede más que preguntarse qué otros lemas podrían haber lucido sus dos obras adultas, Sorbed mi sexo. Un trayecto a las vidas de Paul Boissel y Las tres balas de Boris Bardin. Y, no satisfecho con el escaso éxito del anterior concurso que propuso, emplaza a sus lectores crepusculares a que le sugieran posibles variantes. Una vez más, el autor del lema más acertado, divertido y espumeante se llevará una copia dedicada de cualquiera de los dos libros, aquél que al ganador más rabia le dé (eso sí, con su título original).
Puesto que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, este ladrador no puede más que preguntarse qué otros lemas podrían haber lucido sus dos obras adultas, Sorbed mi sexo. Un trayecto a las vidas de Paul Boissel y Las tres balas de Boris Bardin. Y, no satisfecho con el escaso éxito del anterior concurso que propuso, emplaza a sus lectores crepusculares a que le sugieran posibles variantes. Una vez más, el autor del lema más acertado, divertido y espumeante se llevará una copia dedicada de cualquiera de los dos libros, aquél que al ganador más rabia le dé (eso sí, con su título original).