A Inglaterra le encanta criticar a Martin Amis y a Martin Amis le encanta ser criticado por Inglaterra. Entente feliz que los textos aquí reunidos, notablemente escritos y pésimamente leídos (de modo que cada cual siga poniendo de su parte), no han hecho más que prorrogar. Durante los últimos ocho años ya, el otrora enfant terrible de las letras británicas (hoy, adulte no menos terrible), ha dedicado la vertiente articulista de su producción a la era del terror inaugurada ochenta minutos antes de la caída de las Torres Gemelas, con ese segundo avión cuyo impacto borró entre llamaradas de queroseno la (supuesta) inocencia de millones de occidentales. Amis describe la tragedia y el contexto geopolítico en que nos viene sumiendo. Y, como novelista que es, no puede o no quiere evitar que la mirada analítica se contagie de su propia reacción al asunto, tan personal como visceral. Momento en que comentarios como el del tedio que le provocan los controles policiales de aeropuerto incendian la polémica. La propuesta, no obstante, resulta del todo válida, individualizada en clase de Literatura o debidamente contrastada en clase de Historia. Merece incluso ser esgrimida en su apología de la razón frente a todas las religiones. Y culmina permitiéndose una cierta venganza, en forma de doble relato, frente al verdugo y quienes por miedo o estulticia lo apoyan: cuidado con cerrar el libro de golpe, porque los retratos de Mohamed Atta y el Irak de Saddam salpican bilis.
(Esta reseña ha aparecido en el número de octubre de Go Mag)
(Esta reseña ha aparecido en el número de octubre de Go Mag)
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