Resulta tan notable y estimable este álbum de rock clásico e intemporal, tan delicioso en sus guitarras slide y arreglos de cuerda, tan accesible a la par que lleno de matices, tan inteligentemente producido y variado, tan todo ello y tantas cosas más que uno casi lamenta las diversas historias que rodearon su concepción, anécdotas que el amigo Prophet, ex Green on Red en el currículo y hermano menor de Tom Petty en el espíritu, planeó y sufrió a medias, y que ahora esgrime insistentemente como si la fiesta musical estuviera necesitada de un prólogo de fuegos artificiales. Que si grabado en México D.F. (influencia que sólo se trasluce en un verso de la canción que presta título al disco), que si acoso policial, que si gripe porcina y mascarillas, que si terremoto de 6.4 en la escala Richter, que si “álbum político para oyentes apolíticos”… Mero envoltorio brillante para un trabajo ante el que el mismísimo Dylan bien podría, entusiasmado, enarcar su diabólica ceja izquierda.
(Esta reseña ha aparecido en el número de noviembre de Go Mag)
(Esta reseña ha aparecido en el número de noviembre de Go Mag)
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