Cuenta la leyenda –o por lo menos Wikipedia– que, el 30 de agosto de 1992, domingo para más señas, los miembros de Nirvana vivieron con no poca ansiedad y también notable pesimismo las horas previas a su salida al escenario de Reading, donde debían cerrar y coronar la tercera noche del festival: drogas, el controvertido matrimonio de Kurt Cobain con Courtney Love y su reciente paternidad, la presión de unos medios que en poco más de un año habían hecho de tres chavalitos de Aberdeen, Washington, el no va más de la escena rock mundial... Y cuenta de paso la memoria del abajo firmante –merecedora de la misma reticencia que la famosa enciclopedia cibernética– que, en el show celebrado un par de meses antes en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, el trío se había mostrado como una banda estática pero contundente: poco entretenida para el mero espectador pero memorable para quien quisiera sudar su actitud punk bailando y chocando frente al escenario. Respecto a lo primero, punto a favor de Nirvana por responder al posible desastre con una crucifixión pública y no exenta de ironía de sus demonios interiores: desde la salida de Cobain en silla de ruedas hasta el desmantelamiento final del escenario (con regalo de una guitarra zurda al respetable), Reading marcó la apoteosis de su directo. Respecto a lo segundo, punto en contra de este (notablemente tardío) lanzamiento en dvd del concierto: más allá de las anécdotas ya comentadas, ni la realización ni el espectáculo en sí suman vuelo visual a cuanto se vivió aquella noche y la cosa se queda en simple documento. Un acierto, por tanto y por otro lado, que la edición venga acompañada de su correspondiente cd, transmisor fiel y directo de la rabia y el angst en que chapoteaban los autores de Smells Like Teen Spirit. Con él en el discman, iPod, etc., uno sí llega a reconocerse tan felizmente mendrugo como ese Tony Hodgkinson que, erigido en Bez del grunge, se tira medio concierto botando espasmódicamente sobre el escenario.
(Esta reseña ha aparecido en el número de diciembre de Go Mag)
(Esta reseña ha aparecido en el número de diciembre de Go Mag)
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