Dedicado a Iv y Álex
Vistos de lejos, con perspectiva diacrónica, Franz Ferdinand han sido una de las más felices noticias para el rock de esta década que agoniza. De ahí que, pese a los largos once meses transcurridos desde el lanzamiento de Tonight –y aunque éste haya amparado menor cantidad de singles memorables que sus dos predecesores–, Badalona disfrutara de un llenazo feliz y bailón, calcadito al que ya experimentó en 2005, cuando la segunda oleada de fiebre escocesa asolaba el mundo. Observado de cerca, sobre la sincronía de un escenario, cabe no obstante reseñar el modo en que ciertas tendencias y progresiones están llevando al Archiduque a un puerto que no era el originalmente previsto. Como contagiados de la energía espástica-adolescente de Arctic Monkeys, la banda que les sucedió en el trono de Gran Esperanza del Britpop, Kapranos y compañía han cambiado la cuadratura arty por el desenfreno guitarrero. Las corbatas siguen ahí, lo mismo que la pose neomod, pero el escenario se ha desnudado y la actitud ha cobrado visos tan sudorosos como gamberros. La voluntad atlética del asunto queda certificada con el aceleradísimo No You Girls que prende la mecha a las dos horas de concierto; con la inclusión de This Fire, Take Me Out y Ulysses en su cuerpo central; y con la tradicional percusión a ocho brazos de Outsiders como cierre apenas del primer acto. Pero donde la matemática organizativa salta de verdad por los aires es en la pizarra de bises: Walk Away, Darts of Pleasure (única concesión a la lógica), ese All My Friends de LCD Soundsystem que suena a lo que es, una pieza prestada, y Lucid Dreams, cuyas bases conducen a un clímax à la Madchester peligrosamente largo pero sorprendentemente excitante. Es posible que los noughties hayan acabado no siendo suyos, pero el título de propiedad de noches como la del pasado 5 de diciembre, a Franz Ferdinand, no hay quien se lo quite.
(Esta reseña ha aparecido en el número de enero de Go Mag)
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