martes, enero 19, 2010

"A Serious Man" de Joel & Ethan Coen


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Para ulular lastimeramente:
Que su hermetismo judío y negrura vital lleven a considerarla una (mala) broma privada
. Que este ladrador crepuscular no pueda recomendarla urbi et orbi sin remordimientos, tal y como se abstendría muy mucho de recomendar al Bergman más depresivo, al Von Trier más misógino o a Claude Lanzmann y su Shoah. Sobre todo, que tras bastante pensarla uno acabe decidiendo que los Coen no han dejado la historia tan abierta como podría parecer en un principio (ojo, spoiler: las claves se encuentran en la visita de Danny Gopnik al despacho del rabino Marshak).

Para aullar efusivamente:
El modo en que su hermetismo judío y negrura vital hacen de ella una (excelente) broma universal. Sus actores, especialmente los secundarios, por la calidez marca de la casa que transmiten. Las muchas interpretaciones éticas y metafísicas a que se presta la cosa. Y, sobre todo, ese "No jews were harmed in the making of this movie" con que se cierran los títulos de crédito.

El juicio crepuscular:
Hay que remitirse a El sentido de la vida de los Monty Python
, quizá incluso a la Tómbola de Pepa Flores, para encontrar una manifestación a la altura de este retrato sobre la cruel absurdidad que caracteriza nuestro paso por el mundo. Por vez primera los Coen vuelven la vista atrás, pero su mirada privilegiada acaba abarcando 360 grados y cuatro dimensiones. Cierto: exigen a sus espectadores (lo mismo que a su héroe) una paciencia digna del bueno de Job. Pero la recompensa de su plano final nos lleva a aplaudir con las orejas mientras, tal y como hizo uno de mis compañeros de visionado, murmuramos llenos de admiración: "Con dos cojones".

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