Mafia es el juego de moda entre la sociedad modernillo-neoyorquina (o cuando menos lo fue hará un par de temporadas). La masturbación es una práctica inmemorial que, generación tras generación, sigue provocando el entusiasmo de hombres y mujeres de todas las edades. Jonathan Lethem es, posiblemente, el mejor escritor “joven” del país de las barras y estrellas. Chuck Palahniuk se ha erigido, desde El Club de la Lucha, en el gran referente literario de ese crisol de tendencias, prácticas, organizaciones no gubernamentales y luchas a pie de calle que se retuerce poliforme bajo la etiqueta de “lo alternativo”. Hechas las debidas presentaciones, entremos en materia.
Mafia y Lethem. Masturbación y Palahniuk. The Vision y Guts. Dos relatos de estilo muy diverso pero que comienzan a señalar los caminos que podría recorrer la narrativa norteamericana durante las primeras décadas de este siglo XXI.
The Vision, cuento que abre la recopilación Men and Cartoon, no deja de ser una apostilla a la monumental La fortaleza de la soledad (Mondadori, 2004). Su protagonista, vecino de la calle Henry de Brooklyn, es convocado a una reunión en la casa de un antiguo compañero de colegio. Con él son quince los invitados que se disponen a jugar al Mafia: tres de ellos (los que extraigan las cartas rojas del mazo) deben conspirar contra el Pueblo, conformado por el resto de los presentes menos el Narrador. Bajo la dirección de éste, cada día el Pueblo señala a un supuesto mafioso y procede a exiliarlo; cada noche, mientras los inocentes permanecen con los ojos cerrados, los Corleone de andar por casa eligen mediante señas a una víctima, y decretan su asesinato. Así, el pueblo vencerá si acierta y proscribe al enemigo correcto. Y la Mafia se llevará el gato al agua si consigue liquidar a todo quisque sin que al menos dos de sus miembros sean descubiertos. Nuestro narrador se revela bastante patoso en el desempeño del juego (entabla una conversación íntima con la mujer que se sienta a su lado, para desconfianza de la turba). Pero la rápida descalificación le permite recorrer la casa a su antojo, e introducirse en el dormitorio de su anfitrión a la busca de cierto traje de súper-héroe…
Guts fue publicado en exclusiva por la edición yanqui de Playboy, pero será sin duda la narración estrella del inminente Haunted, colección de relatos con la que Palahniuk pretende postularse como “el Stephen King del siglo XXI”. Guts carece de argumento. Un narrador se limita a describir, con escabroso lujo de detalle, los peligros de ciertas prácticas onanistas. La primera tiene que ver con la cera de una vela, y se traduce, si mal no recuerdo, en la pérdida traumática de un riñón. La segunda cuenta con una piscina por escenario, y sus resultados discurren entre lo sencillamente atroz y lo largamente indescriptible.
Aunque redactada con elegante sencillez, The Vision no destaca en lo estilístico. Pero incide en el encuentro, tiempo ha propuesto por el autor, entre narrativa tradicional y cultura popular. Criado en la confluencia de varios géneros habitualmente denostados desde las alturas (la ciencia ficción, el noir…), Lethem traslada ahora la temática de súper-héroes a los parajes propios de un John Cheever o un Richard Ford; se atreve incluso a darle la voz solista en esa inmensa orquesta socio-generacional que es cualquier gran novela americana que se precie (léase la ya citada La fortaleza de la soledad).
En Palahniuk, por otro lado, el estilo ampara todo lo demás. Palahniuk es un género en sí mismo, abre su propia senda, discurre por ella y la deja cerrada tras sus pasos, sin opción a que le broten continuadores. Dueño de un admirable vitalismo neo-Nietzcheano, Palahniuk dispara a discreción sus ráfagas de frases cortas y afilados conceptos, desafía la indiferencia del más pintado y se recluye en su hogar de Portland mientras la leyenda crece a su alrededor. Es precisamente lo poderoso de su voz lo que le llevará a no pasar de moda. Debidamente contextualizadas, sus amenazas responden en realidad a los miedos más primigenios.
Lethem es un placer para las vísceras intracraneales.
Palahniuk apunta directamente (y con notable éxito) al centro de gravedad de nuestras entrañas.
Entre ambos, la escena literaria al otro lado del charco trasciende el ahora y se proyecta explosiva hacia el futuro. No dejen de leerlos, el crimen organizado y el sexo más peculiar están garantizados.
Mafia y Lethem. Masturbación y Palahniuk. The Vision y Guts. Dos relatos de estilo muy diverso pero que comienzan a señalar los caminos que podría recorrer la narrativa norteamericana durante las primeras décadas de este siglo XXI.
The Vision, cuento que abre la recopilación Men and Cartoon, no deja de ser una apostilla a la monumental La fortaleza de la soledad (Mondadori, 2004). Su protagonista, vecino de la calle Henry de Brooklyn, es convocado a una reunión en la casa de un antiguo compañero de colegio. Con él son quince los invitados que se disponen a jugar al Mafia: tres de ellos (los que extraigan las cartas rojas del mazo) deben conspirar contra el Pueblo, conformado por el resto de los presentes menos el Narrador. Bajo la dirección de éste, cada día el Pueblo señala a un supuesto mafioso y procede a exiliarlo; cada noche, mientras los inocentes permanecen con los ojos cerrados, los Corleone de andar por casa eligen mediante señas a una víctima, y decretan su asesinato. Así, el pueblo vencerá si acierta y proscribe al enemigo correcto. Y la Mafia se llevará el gato al agua si consigue liquidar a todo quisque sin que al menos dos de sus miembros sean descubiertos. Nuestro narrador se revela bastante patoso en el desempeño del juego (entabla una conversación íntima con la mujer que se sienta a su lado, para desconfianza de la turba). Pero la rápida descalificación le permite recorrer la casa a su antojo, e introducirse en el dormitorio de su anfitrión a la busca de cierto traje de súper-héroe…
Guts fue publicado en exclusiva por la edición yanqui de Playboy, pero será sin duda la narración estrella del inminente Haunted, colección de relatos con la que Palahniuk pretende postularse como “el Stephen King del siglo XXI”. Guts carece de argumento. Un narrador se limita a describir, con escabroso lujo de detalle, los peligros de ciertas prácticas onanistas. La primera tiene que ver con la cera de una vela, y se traduce, si mal no recuerdo, en la pérdida traumática de un riñón. La segunda cuenta con una piscina por escenario, y sus resultados discurren entre lo sencillamente atroz y lo largamente indescriptible.
Aunque redactada con elegante sencillez, The Vision no destaca en lo estilístico. Pero incide en el encuentro, tiempo ha propuesto por el autor, entre narrativa tradicional y cultura popular. Criado en la confluencia de varios géneros habitualmente denostados desde las alturas (la ciencia ficción, el noir…), Lethem traslada ahora la temática de súper-héroes a los parajes propios de un John Cheever o un Richard Ford; se atreve incluso a darle la voz solista en esa inmensa orquesta socio-generacional que es cualquier gran novela americana que se precie (léase la ya citada La fortaleza de la soledad).
En Palahniuk, por otro lado, el estilo ampara todo lo demás. Palahniuk es un género en sí mismo, abre su propia senda, discurre por ella y la deja cerrada tras sus pasos, sin opción a que le broten continuadores. Dueño de un admirable vitalismo neo-Nietzcheano, Palahniuk dispara a discreción sus ráfagas de frases cortas y afilados conceptos, desafía la indiferencia del más pintado y se recluye en su hogar de Portland mientras la leyenda crece a su alrededor. Es precisamente lo poderoso de su voz lo que le llevará a no pasar de moda. Debidamente contextualizadas, sus amenazas responden en realidad a los miedos más primigenios.
Lethem es un placer para las vísceras intracraneales.
Palahniuk apunta directamente (y con notable éxito) al centro de gravedad de nuestras entrañas.
Entre ambos, la escena literaria al otro lado del charco trasciende el ahora y se proyecta explosiva hacia el futuro. No dejen de leerlos, el crimen organizado y el sexo más peculiar están garantizados.
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