Cinco veces se fue al suelo Tom Brady, el mejor quarterback de la NFL. Cinco veces se vio aplastado por la defensa de los Gigantes, en verdad inmensa. Pese a ello, logró dar dos touchdowns a los Patriotas. Catorce puntos que acabaron revelándose insuficientes después de que Eli Manning conectara con Plaxico Burress (*) para, a falta de 35 segundos escasos, dar a la escuadra de New York una SuperBowl ciertamente inesperada (17-14). New England, el único equipo de la historia que había aspirado a un 19-0 en su balance de victorias y derrotas, se fue a casa con un muy doloroso 18-1.
(*) Brady es lo que su apellido sugiere: un all-American-boy de ojos claros y holluelo en el mentón. Manning, en cambio, no pasaría por heredero de una fortuna petrolífera: de corte más desgarbado, llegó al partido con la mirada vidriosa propia de un nativo de las badlands que se enfrenta a la mejor oportunidad de su vida. Y Burress, en efecto, podría ser una pieza de Lego o de cualquier otro juego de esas características...
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