martes, enero 11, 2011

"Los infinitos" de John Banville

Hay dos John Banville y uno de ellos responde al nombre de Black, Benjamin Black. La diferencia entre ambos, cuenta el escindido autor, radica en el tiempo que se toman para escribir sus respectivas obras. Así, desde 2005, año en que obtuvo el Man Booker por El mar, Banville ha firmado un solo título, éste que nos ocupa, número que su detectivesco álter ego ha multiplicado por cuatro. Esa minuciosidad de autor seriamente lírico, que bebe de fuentes como cierta noche onírica y veraniega de Shakespeare o las pasiones griegas de sus decimonónicos pares románticos, sale a relucir en las exquisitas pero un tanto indigestas descripciones sensuales y naturales de esta comedia pastoral en tres actos: con la rural y cambiante mansión de Arden por escenario, tres vidas de los miembros del clan Godley y la inminente muerte de Adam, el matemático pater familias, atraen a una serie de personajes secundarios; entre ellos, dioses helenos como Hermes (aquí a cargo de la voz narradora), Pan o un Zeus dedicado en exclusiva a las siestas y el fornicio. Muchos son los hallazgos y no menos las implicaciones filosóficas de la pieza. Como Teseo en el laberinto, no obstante, el lector debe realizar el esfuerzo de desdevanar la madeja; corre el peligro constante de extraviarse a la vuelta de un recodo especialmente denso o de caer ensartado por la verborrea. Quien llegue al final, eso sí, se sentirá conquistador de Creta.


(Esta reseña ha aparecido en el número de enero de Go Mag)

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