Porque todos conocemos ya su peripecia de veinteañero bosnio al que el sitio de Sarajevo sorprende en Chicago, donde se instala para no sin dificultades acabar convirtiéndose en celebrado escritor en lengua inglesa (comparaciones con Nabokov incluidas), Aleksandar Hemon lleva dos libros buscando variantes. En El proyecto Lázaro se narró cazando una jugosa beca que lo llevaba a viajar a Ucrania tras el recuerdo de un inmigrante judío que, al poco de iniciarse el siglo XX, había escapado de la sartén del pogromo para caer bajo las llameantes balas del jefe de policía de Chicago. Y ahora, en Amor y obstáculos, entendemos que una vez más partiendo de lo autobiográfico, presenta una colección de relatos de anécdota por lo general austera, que orbitan en torno a personajes tirando a muy secundarios en su trayectoria vital pero que no obstante se las arreglaron para dejarle una impronta marcadamente agridulce, que le sugirieron tanto rechazo como compasión o, incluso, una admiración de corte pasivo-agresivo. Y es gracias a esos retratos, al vuelo que cobran el vate que le canta a las balas serbias que él mismo debe esquivar a diario, o la entrevistadora de pasado también balcánico (esto es, trágico), que estas historias un tanto desparejas acaban sumando en la carrera de un escritor dotado y torturado, que bien haría en dejar de tomarse como medida de todas sus narraciones para dar el salto definitivo que su talento le reclama.
(Esta reseña ha aparecido en el número de marzo de Go Mag.)
(Esta reseña ha aparecido en el número de marzo de Go Mag.)
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