"Si no vamos a llegar a ninguna parte, ¿para qué seguir avanzando?".
Tales fueron las últimas palabras de Sonam Gyarma instantes antes de despeñarse por uno de los desfiladeros del Manaslu. Pero no entraré a discutir la posibilidad de un suicidio. Quien conociera a Sonam sabrá a la perfección que todo género de violencia (y especialmente la que uno puede ejercer contra sí mismo) distaba años luz de su carácter.
A continuación reproduzco la última instantánea de mi amigo. Ahí lo tienes, lector crepuscular, escoltando a dos conocidos de nuestro círculo parisino que habían aceptado sus reiteradas invitaciones para visitar el Tíbet (el Manaslu pertenece en realidad a Nepal, pero era una de las cumbres preferidas de Sonam). La foto fue realizada el pasado 23 de abril por Jean-Claude Rigadeau, y a unos cincuenta metros a la espalda de Sonam podemos ver a Nadia Rigadeau.
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