Toda vez inoculado el gen BR (por su donante, Brett Ratner) en la información genética de una saga que sin ser modélica resultaba en ocasiones inspiradora, queda claro que el citado componente conduce a una mutación marcada por la mediocridad y el flagrante desaprovechamiento de cualquier aspecto dramático. Recomendamos, por tanto, seguir apostando por el gen BS (de Bryan Singer) en futuros experimentos comiquero-cinematográficos.
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