jueves, mayo 05, 2005

Sorbiendo, como quien no quiere la cosa...

Mientras me llueven sugerencias sobre cómo titular una hipotética segunda parte de Sorbed mi sexo (Rasgadme el himen si opto por un femenino punto de vista; Con la boca llena no se habla / ¿Quién te ha dicho que pararas? caso de permanecer fiel a Boissel), aparece en www.dosdoce.com la primera crítica al libro. Crítica que procedo a reproducir aquí con ánimo menos vanidoso que testimonial y celebratorio:

"Ni siquiera sabemos si es biografía, patraña o novela. Así nos preparan, desde la contraportada del libro, para lo que vamos a encontrar en sus páginas. Y lo cierto es que el relato pasa por momentos que aseguraríamos que responden a una biografía real y por otros donde brilla claramente la imaginación del autor.
Un periodista, encarnado en el libro por el propio autor, lo que potencia la veracidad del relato, decide escribir la biografía de Paul Boissel, célebre cocinero francés fallecido en 1992, famoso tanto por lo exquisito e innovador de sus platos como por su extravagancia y las connotaciones sexuales de su cocina. Obsesionado con el sexo, se nos revela como un poeta y filósofo de su propia vida, escribiendo en sus "Cuadernos" sus pensamientos, sentimientos, temores y teorías. Su obra está plagada de metáforas, al igual que su cocina. Serán famosas sus "comidas sexuales", cargadas de simbolismos, que sirve en su pequeño y famoso restaurante "La Chatte", al que acude el París con intención de estar a la última, así como personalidades y políticos extranjeros (por allí pasarían Franco y el rey Juan Carlos), además de escritores, actores, músicos, pintores y artistas en general.
Diseccionando su vida sexual y su propia existencia (nueve años de carne, diez años de pasión,…) y utilizando cuatro personajes metafóricos (Cristo, Hitler, el biógrafo y el payaso) para establecer diferentes formas de pensar y posturas ante la vida, Boissel decide buscar la redención; para ello, analiza desde varias perspectivas su pasado, presente y futuro e intenta liberar culpas con el fin de acallar la conciencia, llegando a la conclusión de que la solución a todos sus males se encuentra en la amputación de su propio pene.
En el libro se establece una comunión entre periodista y cocinero; el espíritu del segundo va apoderándose del primero, de manera que a veces es difícil diferenciar quién es quién. El relato concluye con una recreación del cierre del restaurante al más puro estilo de "El Club de la Comedia" donde Boissel, sobre el escenario en "La Chatte" y con un foco iluminándolo, se despide de sus clientes y amigos, incluso del biógrafo Krmpotic, allí sentado, y tras repasar anécdotas e historias da por concluida la vida del local y la suya propia.
Milo J. Krmpotic nos acerca a través de una interesante labor de investigación al personaje del cocinero Boissel. La estructura del libro nos trae a la memoria El libro de las ilusiones, de Paul Auster, y aunque en el que nos ocupa se echa de menos una mayor profundización en los personajes principales, se ve compensado con la faceta de escritor de Boissel que compite y se complementa con el propio trabajo de Krmpotic. Ciertamente original es la cronología sobre la vida y los hechos de Paul Boissel que aparece al final del libro. Real o ficticia, es lo de menos. Una obra elegante, interesante y bien escrita
."

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