"Y el factor Hubicka miró al cielo azul y ahora yo también veía en aquel cielo cómo se tumbaba a lo largo de toda la bóveda celeste nuestra telegrafista, Zdenicka, al factor levantándole con ternura la falda, cogiendo luego un sello tras otro y poniéndole después lentamente aquellos sellos al trasero de la telegrafista..., y veía al equipo del tren y al de la locomotora mirando todos al cielo y todos veían lo mismo, aquel hermoso acontecimiento que les había hecho detenerse aquí, con la excusa del vapor."
Trenes rigurosamente vigilados, Bohumil Hrabal.
Trenes rigurosamente vigilados, Bohumil Hrabal.
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