RYAN ADAMS, Jacksonville city nights
Como Fletch el camaleón, como el aún más legendario Mortadelo, Ryan Adams ha hecho del disfraz el motivo principal de su personalidad. Tras foguearse en los campos del country alternativo, bailó al pie de las Torres Gemelas cual rock star de tiempos mejores. Después, alternó el corazón roto intimista con el guitarreo modernillo. Y, este 2005, viene flirteando seriamente con la pose de sombrero ladeado, voz de resfriado, guitarra gimoteante y botas de piel de caimán. Lo cual no deja de alegrarnos la vida. Lo cual invita a seguir preguntándose: ¿quién demonios es Ryan Adams? A día de hoy, la respuesta bien podría encontrarse un miércoles por la noche en algún bar de carretera de las afueras de Jacksonville. Un escenario algo idealizado, donde Norah Jones es la camarera que se sube a la tarima para el dueto de turno y donde la melancolía flota sobre los vasos de bourbon de los cuatro gatos allí reunidos. Menos pretencioso que de costumbre, el tercer Adams del año (Cold Roses era doble) se compone de quince deliciosas piezas neo-country. Y el sentimiento es tal que no habrá quien hable de farsa (vive Dios que a pocos se les dan tan bien las máscaras).
No hay comentarios:
Publicar un comentario