Aunque se desenvuelve en alemán con el distraído aplomo de quien habla su idioma materno, el loro tiene toda la pinta de pertenecer a la (intuimos que más bien escocesa) especie de los MacGuffin. Su desaparición, por tanto, lo mismo que la consiguiente investigación a cargo de un legendario pero ya octogenario detective, tendrá mucho de cortina de humo: el que despiden los trenes-prisión que, cargados a reventar de deshechos humanos, avanzan impasibles camino de los campos de exterminio.
Es Michael Chabon autor de esfuerzos descomunales, que tanto abandona el trayecto que tras 1.500 páginas no acierta a llegar a puerto (la legendaria Fountain City) como tira a la basura seiscientos fallidos folios para empezarlo todo de nuevo desde otra perspectiva (caso de la ahora muy exitosa en Estados Unidos The Yiddish Policemen’s Union). Pero menos tinta de impresora le suelen costar sus obras breves, títulos de voluntad no tan ambiciosa pero raramente menores en lo que a sus maneras literarias se refiere. Así, entre la juvenil Summerland y ese Gentlemen of the Road que publicó por entregas en The New York Times, La solución final trasciende la imprudencia de recuperar a un héroe clásico de la literatura gracias a un contexto (y un título) condenados a suscitar emociones de muy ancho calado. Chabon no solo se ha pegado el gustazo; lo ha trabajado de forma soberbia y ha sabido camuflar su carácter caprichoso apelando a la gran tragedia del siglo XX. Y de por medio, dando la vara, el dichoso loro.
(Esta reseña ha aparecido en el número de junio de Go Mag.)
Es Michael Chabon autor de esfuerzos descomunales, que tanto abandona el trayecto que tras 1.500 páginas no acierta a llegar a puerto (la legendaria Fountain City) como tira a la basura seiscientos fallidos folios para empezarlo todo de nuevo desde otra perspectiva (caso de la ahora muy exitosa en Estados Unidos The Yiddish Policemen’s Union). Pero menos tinta de impresora le suelen costar sus obras breves, títulos de voluntad no tan ambiciosa pero raramente menores en lo que a sus maneras literarias se refiere. Así, entre la juvenil Summerland y ese Gentlemen of the Road que publicó por entregas en The New York Times, La solución final trasciende la imprudencia de recuperar a un héroe clásico de la literatura gracias a un contexto (y un título) condenados a suscitar emociones de muy ancho calado. Chabon no solo se ha pegado el gustazo; lo ha trabajado de forma soberbia y ha sabido camuflar su carácter caprichoso apelando a la gran tragedia del siglo XX. Y de por medio, dando la vara, el dichoso loro.
(Esta reseña ha aparecido en el número de junio de Go Mag.)
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