Desde su mismo bautismo discográfico, hace la friolera de quince años, Manic Street Preachers venían rozando la tarjeta roja de la sobrevaloración, propia y ajena. Todo en ellos resultaba hiperbólico: cada vez que abrían la boca vomitaban una declaración de principios, los riffs eran dramáticos o no eran, e incluso algo tan normal como la deserción de uno de sus miembros se convirtió en un asunto a vida o muerte. Parecía obvio que tarde o temprano el grupo habría de devorarse a sí mismo. No obstante, que Nicky Wire describiera la canción que presta título a su octavo álbum como un All You Need Is Love interpretado por Guns n’Roses abrió la puerta a la esperanza. Y, aunque Send Away the Tigers no es ningún festival del humor, por más que la proclama política siga al orden del día, los galeses parecen en efecto haber escapado a su propia sombra. El resultado son diez cortes grandilocuentes pero desprejuiciados, entretenidos en una primera escucha y mucho más en las sucesivas, un nuevo paso adelante en la trayectoria de una banda a la que hacer buen pop nunca le pareció suficiente.
(Esta reseña ha aparecido en el número de junio de Go Mag.)
(Esta reseña ha aparecido en el número de junio de Go Mag.)
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