miércoles, abril 30, 2008

Paisaje tras la batalla del Viejo Trafford

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Si la temporada azulgrana pudiera reducirse a los 180 minutos de esta eliminatoria, la ausencia de títulos por segundo año consecutivo se vería paliada por una buena, prometedora sensación, la derivada del toque y el coraje con que se emplearon ante el que posiblemente sea ahora mismo el mejor equipo del mundo (doscientos pases más pero un gol menos, tal es el mejor resumen de lo acontecido en Old Trafford). Sucede, no obstante, que el curso 2007-08 será por siempre más motivo de frustración, que la escandalosa dimisión de Ronaldinho, la depresión de Henry cuando no ejerce de prima donna, la decadencia de Deco (anoche, aún así, uno de los mejores), las pataletas de Eto'o (retratado en su estatismo cuando se las ha de ver con una defensa bien colocada) y las lagunas tácticas de Rijkaard (¿por qué todos esos centros altos para solaz de Ferdinand, quizá el mejor central del planeta en esas lides?) eclipsan desde ya el recuerdo de un cruce memorable en particular y del despegue de Bojan en general, por no hablar de los primeros meses de competición que firmaron Iniesta y Touré. Volveremos a Old Trafford, sí. Pero, en palabras de mi lechugófilo hermano, toca comenzar a sembrar el rumbo de las glorias que sin duda aguardan a varios de los miembros de este equipo.


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