lunes, abril 06, 2009

"Los abrazos rotos" de Pedro Almodóvar


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Para ulular lastimeramente:
Sus quince minutos iniciales y finales: los primeros porque no acaban de funcionar a la hora de crear la expectativa; los segundos, por excesivamente explicativos y, en consecuencia, aburridos (problemas ambos, pues, achacables al guión). Que cueste tanto creerse el lado maligno del personaje de José Luis Gómez. Y Lluís Homar cuando le toca poner voz en off.

Para aullar efusivamente:
Su cuerpo central es un melodrama como la copa de un pino, que levantaría de su asiento al mismísimo Douglas Sirk -hablando de lo cual, su legión de homenajes, tanto los autorreferenciales como los que no lo son-. Su maravillosa puesta en escena y no menos destacables fotografía y diseño de producción (atención a toda la secuencia de las escaleras). Penélope Cruz, de nuevo espléndida (y van: Volver, Vicky Cristina Barcelona...). Blanca Portillo, pese a que su personaje es el más lastrado por los ya mencionados problemas de guión. Lluís Homar cuando no le toca poner voz en off. José Luis Gómez mientras ejerce de millonario pepero pero de buen corazón. Los apartados de comedia (por los pelos el guión vampírico, pero Carmen Machi prácticamente se come la película en sus cinco minutos finales). Y la nada sencilla banda sonora de Alberto Iglesias.

El consejo crepuscular:
Manías personales o nacionales al margen, Pedro Almodóvar es un grande. ¿Quieren la prueba? Sus obras medianas -o incluso las menores- ofrecen más que el ochenta por ciento de los títulos con que comparten cartelera puestos uno encima del otro. ¿Más? Boyero se la cargó, sí, pero el eje que marcaba el aprobado en su crítica era la obra previa del propio Almodóvar (y cuesta hacer dos Volver seguidos). Véala, por tanto, y juzgue por sí mismo: la sensación de este ladrador es que difícilmente se le romperá el abrazo que lo une al cine del manchego.

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