Comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suiza, según recogía Soledad Gallego-Díaz en El País del 9 de julio pasado:
"Diversas acciones llevadas a cabo por el ejército israelí en su ofensiva contra la banda de Gaza violan el principio de proporcionalidad y constituyen un castigo colectivo de la población, prohibido por el derecho internacional. Para este ministerio no cabe la menor duda de que Israel no ha tomado todas las precauciones requeridas por el derecho internacional para asegurar la protección de la población y de las infraestructuras civiles. La destrucción de una central eléctrica, el ataque contra la oficina del primer ministro palestino, la detención arbitraria de un gran número de representantes del pueblo y de ministros democráticamente elegidos, así como la retirada del derecho de residencia en Jerusalén a tres parlamentarios y un ministro no pueden justificarse en modo alguno. Los ataques contra los bienes civiles están prohibidos por el derecho internacional. Este ministerio pide a Israel que no lance más ataques contra bienes civiles, que asegure la protección de la población y que libere a los representantes elegidos, a menos que les pueda acusar de hechos concretos de acuerdo con las normas del Estado de derecho."
(No es ningún prodigio de redacción -o de traducción-, pero su aparición llevó a que Jonathan Steele, editorialista de The Guardian, afirmara: "La respuesta de Europa al asedio de Gaza es vergonzosa; gracias a Dios que existe Suiza".)
"Diversas acciones llevadas a cabo por el ejército israelí en su ofensiva contra la banda de Gaza violan el principio de proporcionalidad y constituyen un castigo colectivo de la población, prohibido por el derecho internacional. Para este ministerio no cabe la menor duda de que Israel no ha tomado todas las precauciones requeridas por el derecho internacional para asegurar la protección de la población y de las infraestructuras civiles. La destrucción de una central eléctrica, el ataque contra la oficina del primer ministro palestino, la detención arbitraria de un gran número de representantes del pueblo y de ministros democráticamente elegidos, así como la retirada del derecho de residencia en Jerusalén a tres parlamentarios y un ministro no pueden justificarse en modo alguno. Los ataques contra los bienes civiles están prohibidos por el derecho internacional. Este ministerio pide a Israel que no lance más ataques contra bienes civiles, que asegure la protección de la población y que libere a los representantes elegidos, a menos que les pueda acusar de hechos concretos de acuerdo con las normas del Estado de derecho."
(No es ningún prodigio de redacción -o de traducción-, pero su aparición llevó a que Jonathan Steele, editorialista de The Guardian, afirmara: "La respuesta de Europa al asedio de Gaza es vergonzosa; gracias a Dios que existe Suiza".)
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