Aún a riesgo de ponerme en plan Javier Marías (es decir, estupendo), debo destacar el horror lingüístico doble (uno ligero y otro algo más turbador) a que me abocó la portada del suplemento en castellano de The New York Times que acompañaba a El País del pasado jueves 24. Que la máquina traductora ignore que “wise guy” es una forma coloquial de referirse a los miembros de la Mafia (y que por tanto tradujera como “Un tipo listo y ocupado…” el encabezamiento que en su origen posiblemente rezara “Busy wise guy…”) tiene su pase. Pero algo menos presentable se me antoja el titular “La muerte renta”, oración completamente “legal” en la forma pero peliaguda en su fondo, pues nada (salvo la siempre sospechosa traducción literal, aquí de “Death rents” o “Death to rent”) justifica que se prescinda de un uso más común y convencional: “Se alquila muerte”, “Muerte en alquiler” o, incluso, “La muerte rinde”.
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