Crónicas de Benicàssim: The Human League

Es ley de vida: el mundo siempre va a correr más que tú. Pero si aguantas el ritmo el tiempo suficiente, en fin, tarde o temprano el mundo pasará de nuevo a tu vera. Este FIB Heineken ha sido pródigo en el regreso de quienes de hecho nunca se fueron o simplemente se ausentaron un ratillo. A menudo, los que se han subido al escenario eran ya grandes cuando el diez por ciento de los que se han congregado frente al escenario aún no se planteaba hacer las cositas que conducirían a la procreación del otro noventa por ciento del público. The Human League, concretamente, se presentaron allá por 1979 a unos sintetizadores pegados. Sobrevivieron a la demonización de aquel instrumento, a deserciones en su formación, a algún que otro lustro de inactividad, y tal ejercicio de resistencia les ha servido para acabar robándole audiencia a Arctic Monkeys en toda una noche de sábado de Benicàssim. Cuestión de aguantar el ritmo, insistimos, aunque para el caso ello haya implicado la adopción de ciertos tics de (entrañabilísima, con un par de estupendas señoras y un aún atlético frontman) banda de bodas y comuniones.

Mejor momento: El Don’t You Want Me que precedió a los bises. ¿O es que alguien lo dudaba?