viernes, junio 26, 2009

Michael


Imposible no experimentar cierta tristeza. Incluso para alguien que jamás sintió especial simpatía por él en lo personal, que sí en lo musical, aunque tarde, tarde para variar, por ello sin duda mal. Descanse en paz el niño-monstruo, la más terrible prueba de que Neverland es, siempre será, Nevermore.

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