Emopop-rock. Dos son los males que suelen aquejar al individuo genial y es de suponer que pacer en el amable estado de Nebraska no soluciona este particular; hablamos, en fin, del cansancio y el tedio. Frente al esparcimiento de sus recientes trabajos al frente de la Mystic Valley Band, pese a su voluntad de pasar por “uno más” en la alineación del supergrupo Monsters of Folk, Conor Oberst superó la barrera de los 30 anunciando que el décimo álbum de Bright Eyes (vigesimoprimero de su carrera, si no nos fallan las cuentas) sería también el último bajo tal etiqueta. Cumpla o no la amenaza, el cambio de orientación entre la Americana precedente y el emopop presente resulta revelador. Menos regreso a ciertas raíces que huida hacia un lado, The People’s Key reincide en los intereses esotéricos y confesiones catárticas marca de la casa, y se mantiene por encima de la media ajena (Oberst es mucho compositor) mientras no alcanza a hacer justicia al listón propio: gajes de la genialidad.
(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag.)
(Esta reseña ha aparecido en el número de mayo de Go Mag.)
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