La pregunta era: ¿Sería posible repetir las cotas de degradación moral alcanzadas por South Park con una serie de acción real? Y la respuesta ha sido: Vaya que sí. Cuatro temporadas después, la Philadelphia más soleada sigue sorprendiendo por su irreverencia e incorrección política en cada uno de los temas que tratan, los mismos precisamente que suelen poner los pelos de punta a la sociedad de las barras y estrellas: racismo, homosexualidad, religión, abuso policial, asesinos en serie, relaciones con menores, drogadicción... Y todo gracias a un grupo de amigos que grabó el episodio piloto con una cámara amateur y cuatro dólares mal contados en los bolsillos. Man, it's always funny in this series...
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