“OLDBOY” (Corea, 2003) de Chan-wook Park
Interesante punto de partida, contraponer las dos principales disciplinas de la tradición oriental (paciencia versus sadismo) y ver cuál se lleva el gato al agua. Un hombre es encerrado en una habitación de hotel de dos estrellas: hay televisión vía satélite pero el servicio deja bastante que desear. Quince años después, su salida resulta incluso más inesperada que la entrada. El período de adaptación se revela tirando a traumático (en Corea desconocen el pulpo al ajillo), y al sujeto no le queda otra que investigar los motivos de su desgracia. ¿Venganza? El Conde de Montecristo no se las tuvo que ver con enemigos de ojos rasgados, oigan. Como rasgados le quedaron los ojos de tanto reír a Tarantino, presidente del jurado del último Cannes, Oldboy se llevó la Palma. Y como Sitges no iba a ser menos, Chan-wook Park sumó galardones en el Garraf. Motivos más que suficientes para generar expectativa y abonar la sinuosa trayectoria hacia el film de culto. ¿Hay para tanto? Lo despiadado del argumento, la profundidad de los personajes y lo climático de la resolución nos dicen que sí. El ritmo, la banda sonora y la modernidad visual nos dicen que también. Unos martillazos bien dados no bastan para alcanzar la redención. Benditos asiáticos, cada vez que se (nos) bañan en sangre...
Interesante punto de partida, contraponer las dos principales disciplinas de la tradición oriental (paciencia versus sadismo) y ver cuál se lleva el gato al agua. Un hombre es encerrado en una habitación de hotel de dos estrellas: hay televisión vía satélite pero el servicio deja bastante que desear. Quince años después, su salida resulta incluso más inesperada que la entrada. El período de adaptación se revela tirando a traumático (en Corea desconocen el pulpo al ajillo), y al sujeto no le queda otra que investigar los motivos de su desgracia. ¿Venganza? El Conde de Montecristo no se las tuvo que ver con enemigos de ojos rasgados, oigan. Como rasgados le quedaron los ojos de tanto reír a Tarantino, presidente del jurado del último Cannes, Oldboy se llevó la Palma. Y como Sitges no iba a ser menos, Chan-wook Park sumó galardones en el Garraf. Motivos más que suficientes para generar expectativa y abonar la sinuosa trayectoria hacia el film de culto. ¿Hay para tanto? Lo despiadado del argumento, la profundidad de los personajes y lo climático de la resolución nos dicen que sí. El ritmo, la banda sonora y la modernidad visual nos dicen que también. Unos martillazos bien dados no bastan para alcanzar la redención. Benditos asiáticos, cada vez que se (nos) bañan en sangre...
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