No es una tragedia particularmente original. Niña que desaparece, niña que es encontrada muerta, pequisas policiales, aprovechamiento de los aspectos más emotivo-sensacionalistas del asunto por parte de cierta prensa... Hasta que aparece un supuesto culpable. Y ese supuesto culpable resulta ser un pederasta no ya con antecedentes, sino con una condena en firme que la jornada del crimen no se estaba cumpliendo a raíz de una cadena de errores judiciales. Momento en que la prensa "seria" se zambulle en el asunto-estercolero. A su vera, el principal partido de la oposición se pone estupendo-populista y solicita un incremento de penas para los delitos sexuales contra menores (obviando que no fue la longitud de la condena primera lo que dejó al asesino en la calle). Y llegamos así al día de hoy, cuando el periódico más cercano al Gobierno abre su primera página con el titular El juez culpa a sus funcionarios del "trágico error" en el 'caso Mari Luz', para a continuación tirar la siguiente pedrada: El magistrado fue multado por una causa de malos tratos a una menor. Y el final de la historia asoma ya el hocico (con bigotes, de rata) a la vuelta de la esquina. Porque cuesta creer que el diario más leído del país, para el caso El País, deje algún aspecto de su portada al azar. Y hay que analizar la letra pequeña para descubrir que el magistrado fue multado tras o a raíz de una causa de malos tratos, pero difícilmente por. Como si la repetición de la negligencia no bastara, hay que asegurarse de señalar la sospechosa tendencia de su responsable a incurrir en ella cuando existen menores de por medio. Para que el factor humano siga apareciendo como única explicación. Para que todo permanezca igual. Y así hasta la próxima.
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