Lo que le sobra: Ciertas pinceladas en exceso grotescas.
Lo que le falta: Un punto más de emoción en su media hora final.
Lo que tiene: Todo: dirección, fotografía, guión, interpretación... Especialmente, un retrato del odio como motor del éxito de una intensidad sin parangón en las one-man movies de los últimos años; que tras 150 minutos de monopolio este ladrador crepuscular no deseara ver a Daniel Day-Lewis aplastado por uno de sus pozos debe ser indicativo de la genialidad aquí desplegada (es de temer, no obstante, que éste sea un film eminentemente masculino, lo mismo que los Padrinos de Coppola o los clásicos mafiosos de Scorsese: absténganse de verla aquellos espectadores con fobia a la testosterona).
Lo que le falta: Un punto más de emoción en su media hora final.
Lo que tiene: Todo: dirección, fotografía, guión, interpretación... Especialmente, un retrato del odio como motor del éxito de una intensidad sin parangón en las one-man movies de los últimos años; que tras 150 minutos de monopolio este ladrador crepuscular no deseara ver a Daniel Day-Lewis aplastado por uno de sus pozos debe ser indicativo de la genialidad aquí desplegada (es de temer, no obstante, que éste sea un film eminentemente masculino, lo mismo que los Padrinos de Coppola o los clásicos mafiosos de Scorsese: absténganse de verla aquellos espectadores con fobia a la testosterona).
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