miércoles, julio 23, 2008

Preacher Man!




Tradicionalmente, las pantallas (más o menos) gigantes a diestra y siniestra de un escenario musical tienen el muy práctico objetivo de facilitar la visión de cuanto en el concierto sucede a quienes más alejados se encuentran del meollo de la cuestión. Algo hay de eso en la actual gira de Springsteen, con un Boss que pasa canciones enteras entre los incondicionales del foso, invisible por tanto al restante noventa por ciento de quienes se hallan a pie de campo. Pero Bruce no se contenta con asegurar esa experiencia espectadora: la visual es una actividad en exceso fría para sus ansias de integración. Por un lado, tal y como viene sucediendo en el ámbito de la retransmisión futbolística, se busca y rebusca la participación del público, ya mostrando recurrentemente sus reacciones, ya convirtiéndolo en actor secundario de la obra (de ahí la invitación a solicitar canciones a través de pancartas; de ahí momentos tan inspirados como los del tipo que seguía el segundo show de Barcelona con títeres a imagen y semejanza de los miembros de la E Street Band). Por otro, Bruce tiende a enfrentarse cada vez más a la cámara, apela a su audiencia desde la irrechazable seducció del primer plano. Decir que tiene algo que decir sería, atendiendo a su trayectoria, una (doble) grosera redundancia. La novedad es el modo de decirlo, el grado de implicación. El cronista de Born in the U.S.A. ha decidido convertirse en predicador. Lo de Mary's Place (véase el vídeo que antecede a estas líneas) es mero dramatismo. Pero ojo a las canciones que constituyen la columna vertebral de la gira: The Promised Land, Livin' in the Future, Long Walk Home, American Land... Hay que cambiar Estados Unidos. Como el propio Boss dice en la presentación de Livin' in the Future: "hay que luchar". Y él está más que dispuesto a mojarse.

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